Poco a poco, y con el respaldo de los buenos resultados obtenidos desde la llegada del nuevo entrenador, que sirvieron para descomprimir el clima espeso, los jugadores de Newell’s se van animando a contar detalles de aquella lluviosa tarde del 16 de septiembre, cuando La Lepra perdió el clásico y todo pareció venirse abajo. Un prolongado silencio envolvió a los futbolistas rojinegros más cuestionados por su rendimiento en la cancha ese día, motivado también por la escandalosa salida de Pablo Marini de la dirección técnica.

El miércoles fue el turno de Damián Steinert, quien confesó que estuvo dos días encerrado en su casa llorando después del partido, sin entender por qué le habían salido tan mal las cosas en el encuentro que más esperó jugar. Y este jueves, la situación se presentó propicia para las confesiones del delantero paraguayo Alejandro Da Silva, quien llegó al choque ante Central arrastrando una fatiga muscular que lo había puesto al borde del desgarro en los dos encuentros anteriores. “¿Si me arrepiento de haber jugado ese partido en las condiciones físicas en las que estaba? La verdad que es una buena pregunta”, reflexionó el atacante guaraní ante la consulta.

“Pero, no, no me arrepiento”, disparó después Da Silva, afirmación que luego fundamentó: “Quizá me hubiese arrepentido si no arriesgaba. La verdad es que probé y fui a jugar con lo que tenía, pero el físico no me respondió. Pero bueno, yo asumí la responsabilidad del caso porque pedí jugar y las cosas no se dieron como esperábamos”.

A pesar del tiempo transcurrido desde esa tarde gris para el pueblo leproso, la consulta cobra validez porque Da Silva no volvió a ser titular en Newell’s, ya que después de aquel partido, tuvo que dejar de competir por un tiempo para recuperarse de la lesión, oportunidad que aprovechó muy bien Santiago Salcedo para quedarse con el puesto.