Las noticias sobre accidentes de tránsito en las rutas argentinas son, lamentablemente, bastante comunes. En un porcentaje no menor incluyen heridos e incluso muertos. En ese marco, el especialista en seguridad vial, Osvaldo Aymo, impulsa un proyecto llamado "Rutas Amistosas" que tiene como objetivo, precisamente, hacer que los caminos sean más seguros. En concreto: la idea es construir una barrera física entre los carriles de sentido contrario para anular la posibilidad de sobrepaso y así disminuir los choques frontales, los más frecuentes y los que más índice de mortalidad tienen.

El experto subraya que "este diseño tiende a minimizar el error humano y proporciona protección contra choques, si se comete un error". Plantea que se trata de "una alternativa de menor costo a la autovía y la autopista, ya que no hay que expropiar, dado que se construye sobre el trazado de las rutas que existen, tomando las banquinas". Aporta, como dato, que en Suecia lograron disminuir un 80 por ciento los choques frontales al implementar esta medida y que recuperaron la inversión en apenas tres años.

En los antecedentes del proyecto, Aymo recuerda que los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre los menores de 40 años en el país, además de ser una importante causa de discapacidad. "Los accidentes y sus consecuencias son el más complejo problema socioeconómico cultural al que se enfrenta la sociedad argentina en el presente", plantea.

Las medidas preventivas que se pueden utilizar, según el especialista, son tres: educativas y de concienciación (PERSUADIR), legislativas, de control y sanción (DISUADIR) y planeamiento vial (IMPEDIR).

En este último grupo se anota el proyecto de "Rutas Amistosas" de Aymo: poner una barrera física entre los carriles de sentido contrario para anular la posibilidad de sobrepaso y disminuir los choques frontales. El experto en seguridad vial asegura que la invasión de carril es una de las fallas humanas más repetidas y que la mitad de los choques frontales se registran en las rutas nacionales. Sostiene que en este tipo de choques, seis de diez se dan en tramos rectos.

Aymo propone "construir, como experiencia piloto, en una ruta de sentido contrario, un tramo de una extensión que permita ponderar razonablemente los beneficios en seguridad que ofrece el contar alternadamente", aproximadamente cada tres kilómetros, "la posibilidad de sobrepaso seguro, existiendo siempre una barrera física, que imposibilite las maniobras de adelantamiento, invadiendo el carril de sentido contrario, evitando los choques frontales".

Entre las ventajas de estos separadores, plantea su superficie lisa y rígida, el hecho de no tener salientes, de que favorece mejor direccionamiento de vehículos despistados y evita el contacto de vehículos que circulan por sentido contrario. Además, no requiere de mantenimiento