En Rosario una madre dejó a su bebé en el auto y se fue a un bar a tomar unos tragos. El caso sorprende pero lejos está de ser único. La semana pasada en Buenos Aires una mujer se fue con su pareja de vacaciones y encerró a su hijo en la casa para poder partir.

¿Qué pasa por la cabeza de una persona al momento de decidir seguir adelante con un plan, sin importar el cuidado que demandan los hijos, sobre todo los pequeños? La respuesta a la pregunta es por demás esquiva. Para la psicología hay un desconocimiento de la función materna, para el derecho hay lisa y llanamente abandono de persona.

Consultado por Radio 2, el abogado penalista Omar Tedesco encuadró el caso a través de la figura de abandono de persona. 

"Se trata de un delito previsto en el Código Penal. Para hablar de abandono de persona no hace falta que la persona abandonada tenga algún daño. Con solo abandonarla a su suerte, mientras requiere un cuidado especial, se incurre en esa falta", explicó Tedesco.

La pena para quien comete ese delito va de los dos a los seis años de prisión, aunque en sí misma esa falta es excarcelable.

Otra de las cuestiones que aparecen ante este tipo de casos es la interrogación acerca de que personas no deben bajo ningún punto de vista quedar a merced de su propia suerte. "Hay dos situaciones que prevé el Código:  las personas a las que hay que mantener o cuidar, son los hijos, más que nada cuando son pequeños, y  las personas que están incapacitadas. Por ejemplo, si un conductor atropella a alguien no lo puede dejar tirado", señaló el abogado penalista

En tanto, la situación se puede dar vuelta si el que no puede valerse por sí solo es el padre o un mayor. "Un hijo tiene obligación de atender a su padre, abuelo si es una persona mayor con cierta imposibilidad", añadió.

Por su parte, la psicóloga Alicia López Dropo "cuando las madres actúan de esta manera lo que hacen es demostrar un desconocimiento de su función". "El niño puede pensar que la mamá ya va a volver pero la idea es que tanto madre como padre expliquen ya que los menores no tienen recursos para metabolizar esos episodios", concluyó López Dropo.