Estudiantes de doctorado de la Universidad de Missouri han creado una serie de modelos del cerebro, y los han utilizado para estudiar los efectos del consumo de cocaína sobre la química y la estructura del cerebro. La finalidad es comprender mejor cómo se producen los daños cerebrales observados en pacientes reales, y qué mecanismos nos pueden permitir evitarlos en el futuro.

Estos investigadores han creado unos modelos informáticos del cerebro humano capaces de simular muchos de los procesos que intervienen cuando se consume cocaína. De esta manera pueden ver en directo no sólo los efectos del consumo de esta droga, visibles en pacientes reales, sino cómo funcionan los procesos que terminan produciendo esos efectos.

Gracias a estos modelos informáticos han visto cómo en el cerebro de un adicto produce glutamato en exceso en el centro neurológico del placer. El glutamato es el neurotransmisor excitatorio por excelencia de la corteza cerebral humana, y su presencia regula la actividad neuronal. Ese exceso de glutamato en el centro del placer provoca que los mecanismos del cerebro no puedan autoregularse como harían en un cerebro normal, y se producen daños permanentes en la estructura cerebral.

"El objetivo a largo plazo de nuestra investigación es averiguar cómo trabajan los mecanismos internos de un cerebro adicto," dice Mohan "y el uso de estos modelos nos ha ayudado a encontrar información clave acerca del cerebro adicto que no hemos podido tener durante dos décadas de estudio de las adicciones a la cocaína."

Los resultados de la investigación muestran que se produce daño cerebral permanente desde el primer momento. Se producen cambios físicos en la organización estructural del cerebro que dependen de, entre otras cosas, la cantidad y frecuencia del consumo, pero se producen desde que la droga empieza a hacer efecto la primera vez. Y no sólo eso, muestran también con detalle cómo se producen. Otro mito destruido.

Que se pueda estudiar el detalle de los procesos involucrados en el daño cerebral abre la puerta al posible tratamiento de los daños producidos, o incluso a la posible prevención. Pero también se abre la posibilidad de usar técnicas de software similares en otros campos. Estos modelos cerebrales son muy específicos, y no son en absoluto modelos completos del cerebro. Aún habrá que esperar para disponer de tales modelos informáticos. En cualquier caso, el hecho de poder disponer de modelos de software del cerebro humano, aunque sean parciales, revolucionará muchos campos de la medicina que ahora por razones evidentes no pueden experimentar con cerebros en funcionamiento.

Fuente: Tendencias 21