Una investigación realizada por FIC Argentina, organización sin fines de lucro que promueve políticas para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles, detectó que de un total de 225 tipos de galletitas evaluadas, 1 de cada 3 contiene grasas trans. 

Las grasas trans se obtienen mediante un proceso industrial de hidrogenación de aceites de origen vegetal y se utilizan en los procesos de producción porque ofrecen ciertas ventajas para las industrias de alimentos, (como la mayor conservación, mayor solidez, entre otras). Sin embargo, se ha comprobado que su consumo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto. 

Argentina lidera el consumo per cápita de galletitas en América y es uno de las más altos del mundo, con cifras de 10.1 kilos per cápita al año. Esto se debe a que en el país las galletitas son una parte de la dieta diaria pues se consumen tanto en el almuerzo y la cena, como en el desayuno y la merienda. 

Según datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005, los niños y niñas de 6 a 23 meses consumen un promedio de 27,4 gramos diarios de galletitas dulces secas y de 2 a 5 años, 45,4 gramos diarios, lo cual significa un aporte de 1,04 gramos y 1,27 gramos de grasas trans por día, respectivamente. 

. La investigación de FIC Argentina mostró que las margarinas analizadas ya han logrado eliminar sus contenidos de grasas trans y que hay categorías de alimentos que no presentan contenidos de grasas trans, como tapas de empanadas, tapas de pascualinas, sopas y chocolates en polvo.

Sin embargo, de la muestra analizada, el 20,7% de los alimentos todavía contienen grasas trans. De estos, la mayoría superan el límite máximo establecido por el Código Alimentario Argentino que entrará en vigencia en diciembre de 2014.

Además de las galletitas, las categorías con mayor cantidad de productos con grasas trans son: baños de repostería (83,3%), alfajores (28,6%), productos de panadería (budines, grisines, masitas) (31,6%), y los platos listos como arroces y pastas (27,8%). 

"El uso de grasas trans en los alimentos es una preocupación a nivel mundial ya que su consumo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y genera grandes gastos para los sistemas de salud de los Estados. Nuestra investigación muestra que una buena parte de los alimentos consumidos por los argentinos, especialmente los niños, todavía contienen grasas trans", señala el informe de FIC Argentina. 

El consumo de grasas trans eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares - primera causa de muerte en Argentina y en el mundo -, de muerte súbita de origen cardíaco y de diabetes. Esto se debe a que las grasas trans incrementan el colesterol LDL (conocido como colesterol "malo") y disminuyen el colesterol HDL (colesterol "bueno"). 
Fuente: FIC Argentina