Carla fue mamá. La alegría inmensa compartida junto a su novio hizo que ambos se raparan el cabello como un gesto compartido de "agradecimiento a la vida". Sin embargo, la felicidad se esfumó cuando a los empleadores de la joven les disgustó su cambio de imagen. Tal es así que, según denunció ante la comisaría 2ª, recibió amenazas de muerte y maltrato en su ámbito de trabajo, un comercio de ropa en uno de los shoppings de la ciudad.
Entrevistada por el periodista Luis Novaresio en Radio 2, Carla calificó como un “calvario” lo que le sucedió tras raparse la melena. “Empezaron todos los problema cuando me rapé. Primero me cambiaron de local, pasé de vender al público a trabajar en un depósito y me dijeron que era porque no les gustaba mi imagen para su negocio”, empezó el relato la joven, recientemente mamá.
Después, vinieron “los malos tratos, me bajaron el sueldo y las comisiones y dejé de percibir unos 300 pesos”, se lamentó. “Hace unos días mi jefe me amenazó de muerte pero no sólo a mí sino a mi hija y a mis padres. Ahora, recién vengo de trabajar, y me ordenaron que no toque la mercadería que ni me mueva”, precisó.
A punto de quebrarse por el llanto, Carla aseguró que los propietarios del local no escatimaron en ofensas a la hora de explicarle su decisión de quitarla de la atención al público, a pesar de su incipiente cabello que ella compara con el de “Araceli González”. “Me dijeron que no porque ahora su local ya lo tenían armado que no les servía más y que si no me gustar que me vaya. Incluso una vez me dijeron heladera”, admitió angustiada.
La intensidad de los maltratos impulsó a la empleada a denunciar la situación en la comisaría 2ª. Además, aseguró que podría pedir el asesoramiento del sindicato de Empleados de Comercio.
Entrevistada por el periodista Luis Novaresio en Radio 2, Carla calificó como un “calvario” lo que le sucedió tras raparse la melena. “Empezaron todos los problema cuando me rapé. Primero me cambiaron de local, pasé de vender al público a trabajar en un depósito y me dijeron que era porque no les gustaba mi imagen para su negocio”, empezó el relato la joven, recientemente mamá.
Después, vinieron “los malos tratos, me bajaron el sueldo y las comisiones y dejé de percibir unos 300 pesos”, se lamentó. “Hace unos días mi jefe me amenazó de muerte pero no sólo a mí sino a mi hija y a mis padres. Ahora, recién vengo de trabajar, y me ordenaron que no toque la mercadería que ni me mueva”, precisó.
A punto de quebrarse por el llanto, Carla aseguró que los propietarios del local no escatimaron en ofensas a la hora de explicarle su decisión de quitarla de la atención al público, a pesar de su incipiente cabello que ella compara con el de “Araceli González”. “Me dijeron que no porque ahora su local ya lo tenían armado que no les servía más y que si no me gustar que me vaya. Incluso una vez me dijeron heladera”, admitió angustiada.
La intensidad de los maltratos impulsó a la empleada a denunciar la situación en la comisaría 2ª. Además, aseguró que podría pedir el asesoramiento del sindicato de Empleados de Comercio.