“No, para vos no tengo talle”, dice Graciela que es la frase recurrente y lapidaria que escucha cada vez que quiere comprarse una prenda. Graciela tiene 47 años y pesa 65 kilos, medida que conserva desde que se casó a los veintipico. “En aquel momento no tenía problemas para conseguir ropa, pero ahora encontrar algo que me entre cuesta un horror”, dijo.

 

La realidad de Graciela es compartida con muchas otras mujeres que a la hora de salir a comprar ropa se topan con la misma respuesta. No se trata de mujeres excedidas de peso, sino de las que tienen curvas y formas que no se ajustan a los modelos ultra delgados. Pero, el problema está del otro lado donde los talles son cada vez más pequeños.

 

La semana pasada la Cámara de Diputados provincial dio media sanción a la ley de talles, impulsada por la legisladora del Partido del Progreso Social Miriam Benítez.

 

La norma establece que los fabricantes de ropa deberán confeccionar prendas que cubran todas las medidas antropométricas y prevé sanciones con multas y clausuras para los empresarios que no cumplan.

 

El proyecto de Benítez surgió a partir de la intención de revertir la actual tendencia de la moda sólo para delgados. “Cuando la ley empiece a regir todas las personas tendremos un acceso real a los talles, algo que hoy no sucede”, agregó Benítez, que concurrió a varios locales a realizar mediciones y se encontró con prendas de ínfimo tamaño.

 

Demasiado small y extra small, muy poco médium y casi nada de large se encuentra en los locales de indumentaria femenina. “Son medidas irreales y definen un cuerpo que nada tiene que ver con el propio sino con un modelo de belleza que no existe”, sentenció Benítez.

 

La legisladora no sólo se mostró preocupada por aquellas marcas que determinan que “para usarlas hay que tener medidas excepcionales”, también señaló que “en el intento de adquirir esas formas aparecen enfermedades y trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia”,

 

Desde la Cámara de la Industria de la Indumentaria , Mario Giambatistelli, declaró que la ley es inconstitucional. Para el presidente de la cámara “nadie fabrica lo que no se vende”. Y añadió: “muchas empresas ya tienen un segmento del mercado definido a quien venderle y la decisión de trabajar con determinados talles tiene su justificación, por lo tanto no va a ser fácil que modifiquen eso".

 

Según Giambatistelli “el proyecto no respeta el  desarrollo de la industria de la indumentaria”. En este sentido explicó que “se trata de otra estocada que afecta directamente al sector, ya superamos como pudimos la crisis del 2001 y si ahora nos endilgan esto la producción más que nada de los pequeños empresarios se verá sacudida”.

 

Por último, el presidente de la cámara de empresarios textiles concluyó que “tampoco los industriales son responsables de las enfermedades como la bulimia y la anorexia”. Y concluyó: “Eso recae sobre nuestras espaldas junto con el peso de la ley”