Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) observaron que las crías de ratas hembras alimentadas con una dieta alta en sacarosa en la preñez y la lactancia desarrollaban importantes desórdenes metabólicos.


Adriana Chicco, investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) y del Conicet, indicó que estos resultados alcanzados a nivel experimental demuestran la importancia de las dietas durante el embarazo y la lactancia, que pueden impactar en el desarrollo de las enfermedades crónicas del adulto. “Más aún, abren una ventana para proponer cambios nutricionales durante las primeras etapas de la vida que puedan ser efectivas para disminuir la alta propagación de enfermedades crónicas no transmisibles”, destacó.


Chicco, que investiga en el Laboratorio de Estudios de Enfermedades Metabólicas Relacionadas con la Nutrición del Departamento de Ciencias Biológicas, explicó que analizaron algunos aspectos del metabolismo de lípidos e hidratos de carbono en animales de experimentación adultos, cuando sus madres fueron alimentadas con dietas altas en sacarosa durante la preñez y la lactancia.


Según dijo la investigadora, alimentaron ratas hembras con una dieta rica en sacarosa desde el día uno de la gestación y durante toda la lactancia. Desde el destete y hasta la adultez (100 ó 150 días), las crías machos fueron divididas al azar en dos grupos: uno recibió la dieta control de laboratorio y otro continuó con la misma dieta materna (rica en sacarosa). Los resultados analizados se compararon con los de crías de madres alimentadas con dieta control.


Los resultados demostraron que a los 100 días de vida, las crías de madres alimentadas con dieta rica en sacarosa durante la preñez y la lactancia presentaban dislipidemia, es decir, altos niveles de triglicéridos y colesterol en plasma, elevado contenido de triglicéridos hepáticos. “Esto se acompañó de una menor tolerancia a la glucosa y una respuesta anormal a la insulina. A la vez, estas alteraciones fueron independientes de lo que ingerían las crías luego de la lactancia”, comentó.


“Bajo las mismas condiciones experimentales, cuando los animales son estudiados en etapas aún más tardías de su vida adulta, las anormalidades observadas se acompañan de una mayor adiposidad independientemente del tipo de hidrato ingerido en la post-lactancia”, manifestó Chicco.
Desde hace varias décadas muchas investigaciones vienen sugiriendo que algunos eventos implicados en el desarrollo fetal y en los primeros estadios de la vida, tienen efectos en la salud a largo plazo, incluso en la edad adulta. “Durante la vida fetal y la infancia temprana, la nutrición puede inducir efectos permanentes en el metabolismo, crecimiento, neurodesarrollo y procesos que conducen a hipertensión, diabetes, arterosclerosis y obesidad”, resumió Chicco

Fuente: UNL