El próximo miércoles 27 de abril a las 18.30 se presenta en Coad (Tucumán 2254) el libro "Las Partes Vitales. Experiencias con jóvenes de las periferias", de Juan Pablo Hudson, doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet.

Así fundamenta el autor la relevancia de escribir sobre la vida de los jóvenes de los barrios populares de Rosario y, también, sobre las transformaciones estructurales de esta ciudad en la última década: "Los jóvenes son continuamente narrados a través de las noticias, mayormente de las secciones policiales de los diarios, pero también por el mundo académico, a través de papers y ponencias, que engrosan segmentos cada vez más específicos, aunque mayormente dedicados a analizar su vinculación con el delito. Mucho más en estos años en los que el mayor porcentaje de asesinatos y heridos con armas de fuego incluye a jóvenes varones menores de 30 años que viven en barrios populares. 

El enfoque elegido en Las Partes Vitales, sin embargo, se aleja de ese segmento del mercado mediático y sección académica cuyo eje es la violencia o el delito juvenil. En principio porque los pibes no son objeto de estudio ni tema mediático. Algunos de sus protagonistas tenían vinculaciones con el delito pero otros ninguna. Más que un libro sobre jóvenes, es un libro que pone en escena alianzas intermitentes, desencuentros provisorios, dilemas y preguntas surgidos en espacios compartidos junto a ellos en las periferias de la ciudad. Aparecen pibes en permanente bardo o de caravana pero también ensayando breakdance un enero ardiente, o en silencio “mirando el río, escribiendo en sus habitaciones en lo profundo de las noches, callados, tranquilos”.

Las Partes vitales elude dos tentaciones habituales: por un lado, exaltar a los jóvenes como figuras que detentan las respuestas para lidiar con las fuerzas sociales contemporáneas; por el otro, presentarlos como puras víctimas pasivas de un sistema que los apabulla. 

La primera parte transcurre al interior de una escuela del barrio Ludueña. La segunda en la intemperie de un 2013 rosarino que alcanzó una tasa de homicidios histórica. Aparece también su mayor saldo: un securitismo –estatal pero también vecinal— asfixiante en toda la ciudad.

Si la forma de este libro es la novela de no-ficción no es porque se rechaza el ensayo o el lenguaje sociológico (presentes en el texto) sino porque la novela es justamente un dispositivo capaz de conectar registros solo aparentemente lejanos o antitéticos. Quienes escriben diarios íntimos, afirma Alan Pauls, no lo hacen "para saber quiénes son; lo escriben para saber en qué están transformándose".

En esta definición tal vez se encuentren algunas pistas sobre cuándo encuentra su máxima potencia la narración de una ciudad como Rosario hoy: cuando consigue mostrar una mutación histórica. Es decir, el punto de confluencia entre el derrumbe de una época y la incipiente apertura de otra entre los escombros de la anterior.

Las ciudades varían en forma permanente. No existen momentos estáticos. Pero en ciertos momentos atraviesan umbrales que las depositan en otro lado, ya siendo otra, teniendo otro estatuto. Podríamos hablar, desde esta perspectiva, de una escritura de la confluencia, pero no en un flácido sentido republicanista, tan en boga desde el 10 de diciembre último, sino como el punto de encuentro indómito entre épocas. Novelar Rosario implica el desafío de adentrarse en esa desembocadura exuberante que nos aturde desde hace al menos una década, cuando un conjunto de transformaciones estructurales, con la violencia como epicentro, dejó atrás un tipo de ciudad que parece pervivir únicamente en los imaginarios".