Una multitud de católicos de distintos lugares de Argentina, de Uruguay y Paraguay, confluyó este martes en la localidad bonaerense para honrar el mito de la aparición de la Virgen María del Rosario, ocurrido hace 29 años a la creyente Gladys Motta.

La fe y la devoción por la Vírgen María del Rosario contrastó con el clima desapacible en que se desarrolló la tradicional celebración religiosa.

Según estimaron los organizadores “alrededor de 500 mil personas” desfilaron entre lunes y martes ante el Santuario de la Virgen, ubicado a cinco metros por sobre el piso del Monumental Templo que se distingue por una enorme cúpula y una gran cruz de hierro, señaló Télam.

Los fieles accedían al lugar donde se hallaba entronizada la Vírgen, subiendo mediante escaleras y ascensores.

Sobre el mediodía se fue poblando de gente el sector denominado ´el campito´, mientras una extensa fila de creyentes aguardaba llenar sus recipientes con agua bendita.

La procesión comenzó a las 15, y al salir del templo la imágen de la Virgen del Rosario entronizada en un caja cerrada de metal y vidrio, la gente estalló en gritos de alegría, y aplausos, mientras caía una lluvia de pétalos sobre la figura de la Santa.

La procesión se inició desde el acceso central al Santuario, por calle Sarmiento; luego, siguió por Bustamante, continuó por Francia, dobló por Viale y regresó a Sarmiento.

Tras recorrer la calle América, la procesión ingresó al Campito donde aguardaba una multitud de fieles que efervorizados agitaban pañuelos, banderas, pancartas y exhibían en sus manos rosarios, estampitas y crucifijos.

El obispo de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Héctor Cardelli, se refirió en una homilía a las enseñanzas de Cristo y su palabra.

“Esa palabra nos enseña a practicar la verdad, no mentirnos; nos enseña a ser generosos con el que está necesitando de mí, pero no de mi dinero, posiblemente del tiempo, del respeto, de mi atención, del reconocimiento de su dignidad”, planteó.

Y añadió: “De sentirme con él, un igual, que no me interesen las diferencias de órden social, cultural, racial y material. Porque en el otro se refleja Cristo que asume la contención de cada uno de nosotros”.

Más adelante señaló: “Queridos míos, hoy es un día de gracia, de gloria, porque estamos al pié de la Madre, y estamos aquí abiertos a Cristo, digamosle que sí a la palabra. Vamos a comenzar dentro de pocos días el Año de la Fe que nos propuso ( el Papa) Benedicto XVI”.

“Y vamos a vivir también la beatificación de una hija de esta iglesia (María Crescencia Pérez, de Pergamino ), una chica sencilla que estuvo mucho tiempo de su vida enferma, que no trascendió las noticias eclesiales, pero a los ojos de Dios, llevó adelante su cumplimiento que es amar”, destacó el obispo.

La futura Beata “es un fruto de la iglesia Argentina, de la provincia de Buenos Aires, un fruto de nuestra diócesis, de nuestra iglesia local, un fruto que está allí expuesto a nuestra admiración”, señaló.

Por último y tras subrayar que María Crescencia Pérez es en definitiva “el fruto de María; estamos aquí por ella y ella eligió este lugar” -apuntó-, Monseñor Cardelli, expresó: “queridos hermanos sigamos escuchando la palabra para que como María, podamos decir, ´he visto maravillas´”.

La celebración se remonta al 25 de septiembre del año 1983, fecha en la que se estableció como la primera aparición de la Virgen ante la vecina Gladys Motta, cuya vivienda está ubicada a 50 metros de donde, posteriormente, se levantó el santuario de María del Rosario.