De copiar a los humanos que van a verla al zoológico de Indonesia donde vive, la organgutana Tori se hizo adicta al tabaco.

Ahora los guardianes la obligaron a un estricto régimen para quitarle el hábito que tiene desde hace diez años.

Tori empezó fumando colillas que le tiraban los humanos. Y ahora, cada vez que se acerca una persona, ella se lleva dos dedos a la boca señalando que quiere fumar. Si los visitantes no la complacen, entonces se pone furiosa y les tira todo lo que tenga a mano.

El Centro para la Protección de Oranguntanes está por trasladar a Tori y otros orangutanes a una pequeña y remota isla donde no haya acceso al tabaco.