El Museo Rijks de Amsterdam ha descubierto que una piedra lunar de su colección, que perteneció a un ex primer ministro holandés y que estaba asegurada en 50.000 euros, es en realidad en trozo de madera que no vale más de cincuenta euros, se anunció.

El museo nacional, que exhibe obras de los grandes maestros de la pintura holandesa, publica este descubrimiento en un artículo de su revista de arte -"Oog"-, que salió a la venta en los quioscos.

La directora jefe de esa publicación y coordinadora de la investigación sobre la piedra, Xandra van Helder, declaró que la pinacoteca está "sorprendida" con el hallazgo, ya que la pieza fue donada directamente en 1991 por familiares del ex primer ministro Willem Drees, que estuvo al frente del Gobierno de Holanda entre 1948 y 1958.

"La expusimos dos veces y desde un principio pensamos que era real porque estaba en posesión de Drees e incluso iba acompañada de una tarjeta del embajador estadounidense (William Middeldorf), que se la entregó al ex primer ministro en 1969", explicó Van Helder.

Las dudas sobre su autenticidad empezaron cuando el museo enseñó la piedra a expertos espaciales, quienes indicaron que era poco probable que la piedra proviniese de la Luna.

Los expertos argumentaron que dado que el primer viaje a la Luna se hizo en 1969 -el mismo año en que se entregó la pieza al político holandés-, y ya que en ese viaje se trajeron muy pocas piedras lunares, sería muy raro que una roca y "de ese gran tamaño" se diese como obsequio, explicó Van Helder.

El objeto "tiene el tamaño de una caja de cerillas, y aunque para nosotros es pequeño, sería demasiado grande tratándose de una muestra proveniente de la Luna", aclaró.

Las dudas se disiparon completamente al finalizar una investigación -iniciada hace dos meses- sobre la pieza y realizada por la Universidad Libre de Holanda (VU), que tras rigurosos análisis constató que se trataba de un trozo de madera petrificada.

"No hay madera en la Luna", ironizó Van Helder, que reconoció que el museo desconoce por qué el diplomático regaló ese objeto a Drees.

"El ex primer ministro, que ya no ocupaba su cargo cuando se le entregó la pieza, ya ha fallecido y el embajador norteamericano, con 84 años, no se acuerda de muchas cosas, por lo que seguirá siendo un misterio la razón de tal obsequio", según reconoció.

Van Helder indicó que el Museo Rijks tiene la intención de mantener la pieza en su colección porque aunque carezca de valor material "tiene una historia que merece la pena ser contada".