Pocos tipos deben haber sido tan queridos en la ciudad como el Negro Fontanarrosa. Y el velatorio que se realizaba este jueves a la noche en Salta y Francia, en coincidencia con los festejos por el Día del Amigo, era una prueba.
Había, por supuesto, gente conocida, algunos notables de la ciudad. Pero también era incesante el desfile de gente común, personas que no conocían personalmente pero que sí lo admiraban por su obra, por haberla disfrutado, y que querían dar el últimos adiós al Negro.
Muchos llegaban con camisetas o buzos de Central. Y no sólo eso. Integrantes de una peña canalla llevaron la butaca en la que se sentaba en la cancha, que quisieron arrancar para siempre del Gigante de Arroyito: sector P, fila 10, butaca 81. Quedará para siempre, una silla vacía.