Había pasado el mediodía y tenía hambre María Teresa. Así que no dudó, había que engañar al estómago, y fue a comprar un sandwichito. Lo que nunca imaginó es que el sanwich, que no era un huevito de chocolate, iba a venir con sorpresa: un par de gusanitos, que se paseaban felices entre el queso y la mayonesa.

El local en el que compró el emparedado queda en Córdoba al 900. María Teresa contó al programa Diez puntos, de Radio 2, que venía envasado, aunque sin fecha de vencimiento ni de elaboración inscripita. Cuando lo sacó del paquete notó que estaba en mal estado. Decidió investigar y lo abrió: fue entonces que vio a los gusanitos.

La mujer pidió hablar con el encargado que, según su relato, dijo que no podía hacer nada. Ella se fue con el sandwich –que aún guarda con gusano y todo– a la Municipalidad primero, a la Oficina del Consumidor y finalmente hizo la denuncia en el Instituto del Alimento.

A la denuncia administrativa, dijo, sumará ahora una judicial, ya que se presentará junto con su abogado en la Fislcalía en turno.