Miles de extranjeros continuaban su penoso éxodo de Líbano en una de las mayores operaciones de evacuación desde la Segunda Guerra Mundial, que hoy sumó por primera vez la participación de marines estadounidenses llegados al país para repatriar a unos 1 .200 civiles norteamericanos.

 

En el noveno día de ofensiva israelí, la llegada de los marines constituyó la primera vez en 23 años que militares norteamericanos retornaron a Líbano, de donde se retiraron tras un ataque del grupo islamista Hezbollah a una base militar en 1983.

 

Unos 40 marines llegaron en botes a una playa al norte de Beirut y recogieron a 300 estadounidenses, a quienes llevaron luego al buque de asalto anfibio USS Nashville, anclado frente a las costas de Líbano.

 

Cientos de personas, muchas con remeras atadas en la cabeza para protegerse de un sol abrasador, se congregron en la playa para abordar el USS Nashville, que tiene previsto zarpar hacia Chipre con aproximadamente 1.000 norteamericanos.

 

"Estamos frustrados y decepcionados, pero estamos bien", dijo Bob Elazon, un estadounidense que estaba de visita en su Líbano natal, de donde se fue a Estados Unidos hace 34 años, y que se quejó de que la evacuación norteamericana estuvo mal organizada.

 

"Un refugio junto a la casa de mis padres en Tiro fue bombardeado y toda la familia quedó enterrada bajo los escombros. ¿Cómo puede un país como Estados Unidos cerrar los ojos ante semejante masacre?", se preguntaba Saud Jalil, otro libanés-estadounidense.