Siempre sorprendió por su estilo informal y descontracturado. Pero nunca se imaginó que José Mujica, el presidente de Uruguay, podría andar con la tapa de un inodoro bajo el brazo. Es que el mandatario salió a comprar ese repuesto porque se le había roto.

Sucedió el martes pasado cuando Mujica –que desde que asumió el 1° de marzo de 2009 sigue viviendo en su chacra de Rincón del Cerro– fue a comprar una tapa de inodoro para colocar en el baño de la pequeña y modesta casa que habita junto con su mujer, la senadora Lucía Topolansky.

Según publica el diario Clarín, el presidente uruguayo partió tranquilo en su Wolksvagen escarabajo –el “Fusca” de siempre– junto a su perra Manuela y enfiló hacia una ferretería de Paso de la Arena, el barrio lindero donde pasó su niñez.

Mientras realizaba el trámite, jugadores de Huracán de Paso de la Arena, un club que milita en la segunda división profesional (similar al del Nacional B argentino) queestaban en el negocio en el momento en que ingresó el primer mandatario, lo invitaron a que fuera a dar una charla motivacional a los miembros del plantel de segunda, que están luchando para conseguir el ascenso a primera división.

Mujica dijo que sí. Dejó la tapa del inodoro en el auto y se dirigió hasta el gimnasio del club, donde estaba el equipo entrenando. Ahí conversó con el técnico del equipo, Carlos Rodao, y con los jugadores.