Estos métodos son la tomografía multicorte y la resonancia magnética. Aunque ambas metodologías diagnósticas tienen diferentes principios y utilidades principales, han ido avanzando progresivamente, tanto por su mejor resolución anatómica alcanzada con la realización de cortes cada vez más finos, como por su mejoría en los tiempos de adquisición de las imágenes y el desarrollo de software que permite un postproceso de las mismas,  obteniendo imágenes en múltiples planos, contrastes y reconstrucciones volumétricas (3D), que brindan un soporte visual contundente al informe escrito.

Al tener el oído una estructura tan compleja, ¿cuál es el procedimiento óptimo para su estudio?

La tomografía multicorte y la resonancia magnética son métodos basados en fundamentos físicos muy distintos, por lo tanto la información que brindan también es diferente. Como regla general, la principal utilidad de la tomografía es brindar información sobre la morfología y estado de las estructuras óseas, destacando especialmente su capacidad de revelar en detalle las características del oído medio y de la cadena osicular, compuesta por tres huesecillos muy pequeños pero fundamentales para la conducción del sonido. Estos huesecillos son el martillo, el yunque y el estribo.

La principal utilidad  de la resonancia magnética  es su capacidad de valoración de tejidos blandos y líquidos, dando información anatómica del oído interno, especialmente de los nervios facial, coclear y vestibular superior e inferior y del sistema cocleovestibular, en el que se incluyen estructuras popularmente conocidas como caracol y laberinto.

Al tratarse de métodos diferentes con capacidades distintas, el método a elegir dependerá del diagnóstico presuntivo que realice el médico tratante. Por lo tanto, si la patología tiene su blanco principal en las estructuras óseas,  por ejemplo un traumatismo de oído, el método de primera elección será la tomografía multicorte. Por otro lado, si la sospecha radica en una posible alteración de las estructuras nerviosas, por ejemplo ausencia congénita del nervio coclear, el método de primera elección será la resonancia magnética. También es posible una combinación de posibilidades, por lo cual el complemento entre ambos estudios es de valor diagnóstico. 

¿Cuáles son las principales indicaciones para estos estudios?

Entre las múltiples indicaciones de estas técnicas podemos mencionar la sospecha de malformaciones congénitas, la patología inflamatoria, neoplásica y traumática, candidatos a implantes cocleares, colesteatoma y otoespongiosis.

Los principales síntomas referidos están relacionados con una reducción de la audición, presencia de acúfenos  (sonidos que no proceden de ninguna fuente externa),  vértigo, dolor, sensación de oído tapado, entre otros.    Ambas metodologías suelen ser bien toleradas por la mayoría de los pacientes. Sin embargo existen algunas circunstancias que requieren una atención especial.

La tomografía utiliza un equipo que presenta una forma de aro dentro del cual se desplaza una camilla y el paciente se encuentra en un ambiente abierto. La duración aproximada del tiempo de adquisición es de 10 segundos.

Por su parte, la resonancia magnética utiliza un equipo que consiste en una estructura tubular dentro de la cual se aloja al paciente mediante desplazamiento de una camilla. Si bien existen resonadores abiertos, las imágenes de mejor calidad diagnóstica se logran en equipos de campos magnéticos altos, que requieren de esa estructura tubular que le confiere un ambiente cerrado.  La duración en estos estudios es sensiblemente mayor, siendo de aproximadamente 40 minutos.

Otro aspecto a tener en cuenta es que como complemento estos estudios pueden requerir el uso de sustancias de contraste endovenosas. En el caso de la tomografía el contraste utilizado presenta una base de yodo. La resonancia magnética utiliza otra sustancia llamada gadolinio. Con ambos contrastes se debe tener especial cuidado si el paciente presenta antecedentes alérgicos o trastornos en la función renal.

Se contraindica la realización de resonancia magnética en pacientes que presenten implantes cocleares, dispositivos electrónicos cardíacos (marcapasos y desfibriladores), prótesis valvulares cardiacas no-RM compatibles, clips vasculares no RM-compatibles y cuerpos metálicos en lugares con riesgo vital (orbitas, intracraneales, canal raquídeo, grandes vasos, hígado).

Comparando ambas metodologías es evidente la gran diferencia que existe entre los tiempos de realización, que resulta a favor de la tomografía multicorte.  A diferencia de esta última, la resonancia magnética muestra a favor el uso de un campo magnético y secuencias de radiofrecuencia, en lugar de radiaciones X.

La elección de una u otra metodología deberá realizarse en función de la sospecha diagnóstica, fundamentada en el interrogatorio, examen físico y pruebas funcionales,  considerando las posibles contraindicaciones al método y la tolerancia a los mismos.

A pesar de la valiosa información que puedan aportar estos métodos complementarios, no debemos olvidar que es siempre el abordaje interdisciplinario, entre el médico tratante y el médico radiólogo, lo que logrará una correcta interpretación de los resultados para dirigir el tratamiento más adecuado para el paciente.