Un consorcio internacional de investigación piensa empezar a ensayar cuatro nuevas vacunas para el VIH en 2014 en una provincia de Sudáfrica donde la tasa de infectados está entre las más altas del mundo.

Este esfuerzo poco común por probar varias vacunas casi simultáneamente refleja la dificultad de encontrar una forma de prevenir la infección por VIH, afirma Bruce Walker, profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Harvard y uno de los científicos fundadores de un nuevo centro de investigación que se inaugurará este mes en Durban, en la provincia de KwaZulu-Natal (Sudáfrica), donde tendrán lugar los ensayos.

Más de una quinta parte de la población adulta de KwaZulu-Natal es portadora del VIH y centrar los esfuerzos de vacunación en esa zona “nos permite hacer ensayos de vacunas y conseguir respuestas de manera muy eficaz”, explica Walker. Como la tasa de infectados es tan alta, podrían tardarse apenas dos años en determinar si una vacuna dada funciona.

Walker calcula que solo unos 2.000 pacientes necesitarán recibir cada vacuna para descubrir si ofrece protección contra el virus. “El mismo estudio llevado a cabo en Tailandia necesitaría de 16.000 pacientes, porque la incidencia es mucho menor”, afirma Walker. “Se calcula que se necesitan de 90 a 100 infecciones por cohorte para ver si ha tenido un impacto”.

Hasta la fecha se han llevado tres grandes ensayos de vacunas contra el VIH, pero ninguno logró proteger a la gente de la infección. Hubo grandes decepciones en 2003, 2007 y 2009, cuando una vacuna fabricada por la empresa farmacéutica Sanofi no obtuvo resultados concluyentes en un estudio llevado a cabo con 16.000 voluntarios.

“Como campo de estudio, solo hemos probado tres conceptos distintos de vacunas, y siempre hemos acabado primero con un concepto antes de empezar con el siguiente”, explica Walker. “Nuestro plan es hacer avanzar las cosas de forma paralela y no consecutiva”.

La vacunación suele llevarse a cabo inoculando a los pacientes una forma muerta o atenuada del virus, o con moléculas específicas presentes en la superficie del virus. Eso enseña al sistema inmune a reconocer y atacar al microorganismo. Desarrollar una vacuna contra el VIH, un retrovirus, ha sido difícil porque es capaz de mutar rápidamente y evadir los efectos protectores de una vacuna.

De las cuatro nuevas vacunas que Walker explica entrarán en los ensayos, una es un virus de la viruela del canario modificado para expresar dos proteínas superficiales del VIH escogidas basándose en estudios computacionales de las debilidades del virus. Otra es una proteína que se ha modificado para imitar la forma del VIH. La vacuna más novedosa de las nuevas candidatas es una vacuna sintética fabricada con nanopartículas grasas cargadas con material genético. Walker cree que una vacuna sintética podría obtener la aprobación para su uso en humanos más rápido que otras y podría ser más fácil de alterar si los resultados iniciales son decepcionantes.

En los países desarrollados, la infección por VIH se ha convertido en una enfermedad crónica tratable en la mayoría de los casos gracias a los medicamentos antiretrovirales, que pueden contener al virus y prevenir la aparición del SIDA. En África, sin embargo, esos medicamentos resultan demasiado caros y difíciles de usar de forma generalizada.

“No creo que podamos librarnos de esta epidemia a base de medicamentos”, avisa Walker, quien también es director del instituto Ragon (EE.UU.), un centro de investigación de vacunas en Boston que ha recibido más de 100 millones de dólares (unos 77 millones de euros) en subvenciones y donativos y que en la actualidad lleva a cabo ensayos de vacunas contra el VIH en todo el mundo.

Según el programa UNAIDS de las Naciones Unidas, más de 30 millones de personas en todo el mundo son portadoras del VIH, y un millón de ellas mueren cada año, sobre todo en sitios como Sudáfrica, donde se localizan más del 17 por ciento de los casos de VIH del mundo. Walker dice que las proporciones de la epidemia en Sudáfrica solo son razón suficiente para gastar 100 millones de dólares en una vacuna. “El daño para la sociedad en general de una enfermedad como esta, que afecta a la gente en la flor de la vida, es enorme”, afirma. “Muere una madre y queda un huérfano. Los problemas se hacen más grandes”.

Fuente: Technology Review