Venezuela vivió este domingo unas elecciones presidenciales tensas, colmadas de denuncias opositoras de irregulares y con centros de votación sin colas, pero sin violencia ni confrontaciones en las calles. Había demoras para el cierre y por la noche, el oficialismo anunció que los comicios proseguían hasta que hayan votado "todos los ciudadanos" que estaban esperando en las colas. Desde la previa aparecía como segura la victoria del actual mandatario Nicolás Maduro.

En la capital, Caracas, se podían ver reflejadas en las calles y los centros de votación todas las posiciones políticas, incluso el boicot opositor que despobló algunas zonas.

Pese a las palabras del oficialismo que proyectaban confianza y rechazaban todas las denuncias de irregularidad, tanto de la oposición que se quedó en sus casas como de la que participó y disputó los comicios, en un momento de la tarde el presidente Maduro reconoció indirectamente la poca afluencia a los centros de votación y llamó a la militancia chavista a "facilitarle al pueblo el transporte para ir a votar".

En ese marco, por la noche el oficialismo anunció que los comicios presidenciales proseguían hasta que hayan votado "todos los ciudadanos que están esperando en las colas", en medio de la incertidumbre por la hora de cierre de las elecciones en todo el país.

Tras un retraso de más de una hora del cierre de la elección, varios centros de votación comenzaban a cerrar de manera progresiva, sin un anuncio oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE), el órgano encargado de anunciar el final de los comicios presidenciales en Venezuela.

A dos horas de la hora del cierre oficial de las elecciones presidenciales, el CNE seguía sin pronunciarse, mientras medios oficiales mostraban cómo algunos centros de votación seguían abiertos y recibiendo gente.

Desde muy temprano

Las elecciones presidenciales en Venezuela dieron inicio en la mañana de este domingo a las 6 hora local (las 7 en Argentina) con la apertura de los más de 14 mil centros de votación. Poco más de 20 millones de venezolanos fueron habilitados para sufragar.

Los comicios en los que aparecía como segura la victoria de Maduro estaban atravesados por la incertidumbre acerca de cuántos votos reuniría el líder chavista para legitimar su reelección y cuál sería el nivel de abstención al que llamó la mayoría de los partidos de la oposición por considerar que el proceso electoral es fraudulento. 

En estas elecciones que fueron rechazadas por gran parte de la comunidad internacional, Maduro confronta con tres rivales de fuerzas menores que evaluaron que no convenía dejarle todo el escenario electoral al oficialismo.

El ex militar y ex gobernador Henri Falcón, candidato de Avanzada Progresista, una sector de Copei y el MAS; el ex pastor Javier Bertucci, postulado por Esperanza para el Cambio; y el ingeniero Reinaldo Quijada, de Poder Popular 89, serán quienes buscarán imponerse a Maduro o, al menos, ocupar el lugar de una opción electoral válida.

Los comicios se dieron en medio de una severa crisis socio-económica, que el gobierno de Maduro atribuye a una “guerra” de empresarios y de Estados Unidos que generó un importante éxodo de ciudadanos a otros países de la región.

En el Distrito Capital sólo se realizaba la elección presidencial, mientras que en las regiones se votaba por el presidente y por los consejos legislativos de cada estado. 

Además, en los estados de Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Sucre y Zulia también se elegía un representante por la comunidad indígena. 

Las 34.143 mesas electorales iba a estar abiertas hasta las 18 hora local, según informó el Consejo Nacional Electoral (CNE), aunque al cierre había serias demoras. Es el vigésimo cuatro proceso electoral que se desarrolla en el país caribeño en los últimos 19 años.