"No puedo estar respondiendo la misma pregunta desde que llegué al país. No me quita el sueño ni me interesa lo que digan los de afuera, que es secundario. Me interesa jugar al fútbol". Así de tajante fue Juan Sebastián Verón cuando, tras la práctica de este lunes de la selección argentina de jugadores locales, fue consultado por la prensa sobre los silbidos que cada partido le dedican los hinchas de todo el país a excepción de los de Estudiantes.

Incluso, la Brujita, muy molesto, amagó con abandonar la rueda de prensa en el predio de la AFA, dejando en claro que le molesta y mucho hablar de ese tema.

El momento más tenso fue cuando un periodista le recordó los chiflidos que le propinó la hinchada de Boca el sábado en La Plata, donde los de Miguel Ángel Russo se impusieron por 3-1, pero Verón sólo dijo sobre esa noche que se retiró "tranquilo y sin reproches", ya que "simplemente se perdió un partido".

La Brujita es, al día de hoy, el blanco preferido de la gente para cargar las culpas del fracaso de la selección en el Mundial de Corea-Japón 2002, donde Argentina llegó como principal candidata –con Verón a la cabeza– y se despidió en primera ronda.

En otro orden, el volante pincha analizó: "Estamos creando el grupo, que es lo más importante. Seguramente ayudamos más nosotros que tenemos menos compromiso por la Copa Libertadores que aquellos muchachos que ahora afrontan las dos competencias".