"Un peronista no rompe el coche de Perón". Con ese argumento, que remite justamente al nunca más perimido para un peronista no hay nada mejor que otro, el moyanismo salió a esgrimir una teoría conspirativa para explicar los violentos incidentes en la quinta de San Vicente antes de la llegada de los restos de Juan Domingo Perón. Desde el sector del líder de la CGT –cuyo gremio, el Sindicato de Camioneros, sostienen que todo fue una maniobra del "neoliberalismo" para perjudicar al presidente Néstor Kirchner y al "principal dirigente de los trabajadores argentinos", es decir Moyano.  Y más: vincularon los incidentes con la desaparición de Jorge Julio López, en el marco de esta supuesta campaña para perjudicar al jefe del Estado. "Son todas cosas que pasan en nuestro país", dijo el titular de la CGT.

El propio Moyano y el titular de las 62 Organizaciones, Gerónimo Venegas, salieron a afirmar que "no eran trabajadores" los que se enfrentaron en San Vicente y abonaron la teoría de que había infiltrados. "Había gente encapuchada, esos no eran trabajadores", dijeron. Sin embargo, Moyano tuvo que admitir que el chofer de su hijo, Emilio Quiroz, es quien fue filmado efectuando disparos, y se despegó diciendo que no sabía que estaba armado y que no lo va a proteger.   

El primer vocero de la teoría conspirativa moyanista fue Julio Piumato, titular de la Unión de Empleados Judiciales de la nación (UEJN), quien en diálogo con Luis Novaresio, por Radio 2, dijo que la intención de los que según el armaron la maniobra para perjudicar al gobierno buscaban que Kirchner no fuera al acto. "Menos mal que no fue porque si no le tiraban un muerto", afirmó.

Piumato aseguró que "no fue una pelea entre la Uocra y Camioneros. Los que empezaron son un grupo que dice responder a la Uocra la Plata pero no eran trabajadores", agregó, abonando la teoría de que hubo infiltrado. Sobre los disparos de Quiroz, dijo simplemente que es "descerebrado".