Al terminar el clásico de este domingo, tanto Heinze como Russo confiaron que se fueron "conformes". Al juego le ganó el nerviosismo y el drama. En los análisis de los dos técnicos hubo poco para destacar en cuanto a lo futbolístico. Central fue sólido en defensa y Newell's no tuvo ideas, sólo el manejo de la pelota.

Lo cierto es que si hubiera sido el mismo partido pero con dos equipos diferentes, sin la pasión que despierta este duelo de la ciudad, hubiera ganado la siesta en cada uno de los espectadores. Pudo más el miedo a perder que el deseo por ganar.

Para Newell's, esa pesada racha negativa en los clásicos de local hace que todo sea cuesta arriba. Hubo algún pasaje en donde se mostraba mejor pero bastaron dos contrataques de Central para que otra vez vuelva a ser el mismo Newell's que lateraliza mucho, con poca profundidad.

Central, por su parte, trató de jugar con ese nerviosismo y ansiedad del público local. Un equipo bien de Russo: ordenado de atrás hacia adelante. En el vestuario canalla reinaba la sensación de poder haberlo ganado porque las aproximaciones del partido fueron más claras para el Canalla. 

En el vestuario de Newells, la firmeza de Heinze en conferencia y dentro de la cancha, calmó las aguas de algunos hinchas que se fueron enojados del Coloso.

Ahora sí, teniendo poco para destacar en el aspecto futbolístico, los análisis pasan por lo extra futbolístico. Siempre un puñado de gente que no entiende el folclore del fútbol. quieren ser noticia y opacar el verdadero color del partido.

Primero con la llegada del plantel canalla que fue recibido por piedrazos que rompieron dos ventanas del micro. Afortunadamente no pasó a mayores pero no se justifica la violencia bajo ningún aspecto.

Luego, ya con los equipos en cancha, Broun estuvo a punto de no jugar el partido. Y es que una bomba que llegó desde la tribuna lo terminó hiriendo en el pómulo derecho. "Me pegó una bomba de estruendo en el pecho y luego explotó", dijo el arquero canalla a los microfonos de El Tres. El estallido de la bomba lo terminó lastimando y tuvo que ser atendido en el campo antes del comienzo.

¿Por qué en esta ciudad es tan dificil organizar un evento? Primero porque la seguridad es muy floja en estos partidos. ¿Qué hizo la policía con la llegada del plantel? ¿Los jugadores provocaron a los hinchas? ¿Qué hacía tanta pirotecnia en las tribunas si está prohibido? ¿Que hacían algunos hinchas subidos al alambrado retrasando el inicio del partido? ¿Alguien controla algo? La respuesta es NO y lo que aconteció lo ratifica. 

Los rosarinos tenemos en la ciudad el partido más pasional del mundo pero lo que más sobresale es lo que ocurre fuera del rectángulo de juego. Eso pasa cuando el dramatismo y la inoperancia se adueñan de un simple partido de fútbol. Hace falta más juego y personas que estén a la altura de la circunstancias a la hora de organizar un evento. Recién ahí podremos hablar de lo que realmente importa: el fútbol.