“El que «saca agua de las piedras» no es alguien que produce milagros en el estricto sentido del término, sino aquel que se arregla con poco, que es capaz de afrontar situaciones complejas valiéndose de escasos recursos, que sobrevive en contextos desfavorables o que suele resolver dilemas con esfuerzo e ingenio. La frase apela a una figura extrema, como lo es «sacar agua de las piedras», al sólo efecto de magnificar el caso y ponderar al protagonista”.

La gran campaña de Central en la Liga Profesional, tiene un secreto. Contra todos los pronósticos, el equipo de Russo marcha tercero, hace seis fechas que no pierde y se construye y se consolida, como tantas otras veces, a través de una estrategia que suele ser muy beneficiosa: conoce perfectamente sus limitaciones.

A partir de lo que bien podría considerarse un defecto, Central es un equipo que no sale a hacer lo que no sabe, sino que potencia sus virtudes para ser uno de los equipos más regulares de la liga. 

De una forma afuera, de otra adentro, a pesar de que el entrenador pregona que sea de la misma manera de local que de visitante, el equipo auriazul estuvo el lunes a un puñado de minutos de quedar segundo cuando el torneo se acerca a la mitad de su desarrollo. Una faena impensada cuando arrancó el torneo.

Central arrancó la pretemporada un par de semanas más tarde que el resto porque el cuerpo técnico fue designado recién después de las elecciones del 18 de diciembre. Los demás empezaron la primera semana de ese mes.

Russo y los pibes canallas

Russo y su cuerpo técnico lograron disimular ese tiempo perdido y hoy recogen sus frutos.

Carlos Quintana, Octavio Bianchi, Facundo Mallo, Agustín Toledo, Lucas Rodríguez, Alan Coyote Rodríguez, Facundo Agüero y Jaminton Campaz fueron las incorporaciones de un mercado de pases muy austero que hasta generó críticas porque el plantel necesitaba jugadores de mayor renombre, pero la realidad, parece ser, según dicen, es que no había un peso para más.

Y Miguel lo fue acomodando a partir de la utilización integral de los recursos.

El presente de Central, la reconstrucción futbolística del equipo, recuerda el 20 de octubre de 2013, cuando canallas y leprosos se enfrentaron en el Gigante por primera vez en tres años.

Newell’s venía de ser campeón con Martino y Central había ascendido hacía unos meses después de padecer el calvario de la Primera Nacional durante tres temporadas.

Central es un equipo que no sale a hacer lo que no sabe

El equipo de Berti era líder con 26 puntos y el de Russo tenía 12 y estaba en zona de descenso.

Las diferencias de planteles eran enormes. Fue un gran esfuerzo suponer cómo podría hacer Central para competirle a aquel brillante Newell’s más allá de que los clásicos suelen equiparar fuerzas.

Ganó Central 2 a 1 con una estrategia muy similar a la que llevó al equipo a ser protagonista en este torneo: se asumió inferior y a partir de ese día empezó a construirse la gran diferencia en el historial que hoy ostenta el club de Arroyito.

Fue el partido entre un campeón y un equipo recién ascendido. Y a pesar de que Newell’s tuvo muchas chances de emparejar el resultado con un monopolio del desarrollo, el más débil supo cómo achicar esas distancias para que las diferencias no se noten.

Central tiene hoy un plantel que parece mucho más competitivo de lo que realmente es.

Supo disimular el atraso en el comienzo de la pretemporada y un mediocre mercado de pases.

El entrenador es el mismo que aquella vez.