Un joven de tan solo 18 años fue el epicentro este jueves de una de las audiencias imputativas más relevantes de este año tanto por el peso de la acusación como por los hechos que se investigan. Se trata de Lucas Ariel Espinoza, quien se hace llamar “Berraco”, término muy usado en series como las de Pablo Escobar Gaviria, el capo narco colombiano. Si bien quedó acusado como integrante de una asociación ilícita, como presunto autor material de un feroz homicidio ocurrido en diciembre pasado y por balaceras contra dirigentes taxistas, se investiga si cometió otros delitos de gran impacto en Rosario, como el asesinato del casino City Center, causa donde está por ahora mencionado.

La audiencia contra “Berraco” expuso una trama delictiva con múltiples aristas y derivaciones. Dejó en evidencia una problemática que aqueja a muchos vecinos de barrios distanciados del macrocentro de Rosario: el apriete y extorsión de bandas criminales que muchas veces terminan en usurpaciones, en balaceras y  asesinatos

A Lucas Espinoza lo imputaron los fiscales Matías Edery y David Carizza de ser el encargado de balaceras contra distintas propiedades a cuyos dueños se les exigía de forma extorsiva dinero o la entrega de la casa. Algunos de esos ataques por encargue fueron cometidos contra la vivienda del secretario general del Sindicato de Peones de Taxis Horacio Yannotti.

“Le voy a mandar al sindicato de taxis. Le voy a dar una banda de tiros, re corta”, dice Espinoza en una conversación telefónica con una joven sostenida el 30 de septiembre pasado, donde se jacta de que va a atacar la vivienda de Yannotti.

En una de las balaceras que le atribuyó la Fiscalía hubo una víctima fatal, que encima no era destinataria de la amenaza mafiosa. Felipe Schneider, de 64 años, estaba en la ventana de su casa de 24 de Septiembre al 100, cuando recibió un disparo en un ojo por el que estuvo dos días internado en el Heca hasta que murió. Ocurrió en medio de una balacera desde un vehículo a una vivienda lindera, que era el blanco del “mensaje” narco.

“Berraco” integra, de acuerdo a la teoría de los fiscales, una banda que al menos organizó y cometió delitos desde el 26 de septiembre pasado hasta la actualidad. Dicha banda tiene como referente a Fernando Emiliano “Enano” Morel, un miembro de Los Monos de 29 años acusado por homicidio. Para los investigadores, Morel es un “tira tiros poderoso”, cercano a Ariel Máximo “Guille” Cantero. Fue noticia este año porque intentó escaparse del Heca en enero, cuando cayó detenido tras no regresar de una salida transitoria en diciembre. 

La banda del “Enano” Morel también tiene como miembros a Franco S., Yamila Ayelén G., Nahuel S. y Alexis B., un menor de edad también sospechado de ser autor de disparos contra inmuebles.

Lucas Espinoza y los otros integrantes de la banda extorsionaban, baleaban viviendas y además solían dejar papeles con mensajes en los que se dejaba un número telefónico y agregaban “Con la mafia no se jode, esto no es Coca, papi”.

Las transcripciones de las escuchas telefónicas leídas en la imputativa son escalofriantes. En algunas conversaciones, “Berraco” se muestra enojado con Morel porque algunos de los “trabajos” se los encargó a otros miembros “que todavía no mataron a nadie”. Esa cita textual se desprende de una charla mantenida el 19 de septiembre pasado por teléfono con un hombre que aún no está identificado. 

“Ya estoy podrido de estar a los tiros, de vivir al límite. Desde los 13 años que tiro tiros, imagínate. Tengo 17, voy a cumplir 18”, expresa en un diálogo que mantiene con una chica el mismo 19 de septiembre, pero minutos después de la anterior llamada. Además, le comenta: “No me copa las cosas que pagan. Los otros van por chirolitas, van por dos pesitos (sic). A mí no me copa, a mí me copa la guita, que paguen bien”.

En ese mismo llamado, Berraco se jacta de tener “una cabida con el de arriba”, al que luego describe como “el que tiene anteojos en la cara”. Para los fiscales hace alusión a Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de la banda narco Los Monos.

Voy a activar de vuelta. Todos los días como antes pum, pum, pum. Tengo una banda de cajas de balas estancadas. Voy a activar Colón y Garibaldi, voy a activar a todos lados, que paguen si quieren vender en la zona de los Berracos. Y si no pagan les voy a dejar un re tirado en cada búnker, afuera, al que cruce nomás, pibe, piba, cualquier cosa que cruce”, le comentó a una joven el 12 de septiembre pasado al tiempo que añadió: “Mientras me paguen, qué me importa a mí”.

En la charla con esa chica el 12 de septiembre, el sicario menciona que va a matar a una mujer. “Qué la vas a matar vos a esa”, le responde la muchacha, a lo que Berraco retruca: “¿Te pensás que no me da?”.

El 13 de septiembre del año pasado, en diálogo con la misma joven, le cuenta que va a cometer una balacera por calle Chacabuco. “Voy a tener un laburo. Me compro un Wave (moto). Voy a pasar por Chacabuco y pum pum pum”, señala. “¿Con una moto legal vas a pasar a tirar tiros, boludo?”, consulta la chica, a lo que Berraco indica: “Le saco la patente, bien bien loco”.

“Estoy cansado de tanto estar acostado. Antes yo estaba acostumbrado a estar todo el día en el auto buscando a alguien para matar y todo eso. No hay nada para hacer ahora estos días, si ya matamos a todos. Los que faltan están en cana”, le manifestó a la muchacha.

La mamá de “Berraco”, también sospechada

Valeria Mariana E. también quedó involucrada en las intervenciones telefónicas. El 11 de septiembre del año pasado, en una conversación, se jactó de que su hijo “sale y tira, no se come ninguna. No importa que después venga la policía ni nada”.

La mamá del sicario mantuvo diálogos con el jefe de la banda, el “Enano” Morel el 20 de enero pasado, cuando la mujer le comentó que la policía le allanó la casa, le secuestró dinero y le rompió parte de las instalaciones. “¿Y la plata del sistema qué tiene que ver, Mariana? ¿Dónde está? ¿Vas a decir que te sacaron plata también?”, le responde Morel y agrega más pistas de que se trata de dinero de procedencia, posiblemente del narcotráfico: “Vos la tenés que llevar una vez que terminás el sistema. Te la tenés que llevar, boluda”.