Lo que parecía una mañana de trabajo cualquiera en la cuadra de Constitución al 5100 se convirtió, de un segundo a otro, en una vorágine de muerte. El 7 de septiembre de 2019, un utilitario Fiat Toro blanco frenó frente a la distribuidora de bebidas propiedad de César Oscar “Manco” García y los cinco sicarios que dispararon no tuvieron piedad con nadie en la mira.

Aunque el hombre a asesinar era el Manco, terminaron matando a un empleado, Cristian “Rulo” Belis, rematado tras ser alcanzado por proyectiles. El Manco no la sacó barata: una balazo le perforó la zona dorsal y desde entonces su movilidad no fue la misma. Otros dos hombres, Ariel A. y Nicolás V., sufrieron impactos en los brazos.

Ese episodio ocurrido en barrio Plata, que no fue el único atentado fatal a la distribuidora, comenzó a debatirse en un juicio oral que comenzó el miércoles 5 de abril. El fiscal es Matías Edery y el tribunal está compuesto por Gonzalo Fernández Bussy, Lorena Aronne y Fernando Sosa.

Los imputados en el banquillo por esa emboscada son Franco Ezequiel Aranda (24); Gastón Emanuel Tévez (26); Mauricio Jesús Laferrara (27) y Matías Horacio Ávila (26). Para todos ellos, la fiscalía pidió prisión perpetua.

Para Laferrara y Ávila una eventual condena de ese tipo no cambiaría en absoluto su situación. Ya fueron condenados a la pena máxima en julio, durante el debate oral a la banda del capo mafia Esteban Alvarado, sentencias que fueron ratificadas en segunda instancia en marzo. Laferrara, considerado un asesino de sangre fría, fue condenado por matar al Lucio Maldonado –caso cuya investigación significó la caída de Alvarado– y de Cristian Enrique, un joven secuestrado en Cabín 9 y luego ejecutado. Ávila, por el caso Maldonado.

A Alvarado, que está condenado a perpetua por asociación ilícita, homicidio, amenazas y lavado de dinero, y además posee una condena a 15 años como narcotraficante y un procesamiento por pergeñar una temeraria fuga en helicóptero desde el penal de Ezeiza, la Fiscalía no le encontró elementos para acusarlo de la instigación del ataque a la distribuidora del Manco García. Sin embargo, el propio Manco declaró que Alvarado dio la orden de matarlo, indicaron fuentes de la causa.

Según la acusación, Laferrara, Tévez, Ávila y “Tatú” Aranda llegaron todos armados a la distribuidora a las 8.35 y enseguida comenzaron a disparar. Laferrara estaba al volante y llevaba una pistola. “Rulo” Belis fue el primero en caer, ya que se encontraba en el portón. Luego, las balas alcanzaron en un dedo a Vergara y al Manco García en la columna. Alzugaray, sufrió un balazo en el hombro. Luego, los pistoleros escaparon.

A las 13.15 la Fiat Toro apareció en Cullen y Viamonte. Según la causa, había sido robada horas antes en Ecuador al 700.

En el expediente también figura el nombre de Ángel Nahuel Bini, ex policía y primo de Laferrara, sin embargo no llegó a juicio.

Rulos Belis, víctima fatal.

El 20 de julio de 2021, sicarios se presentaron otra vez en la distribuidora del Manco, que ya se encontraba lisiado, dispuestos a llevarse una vida. Quien pagó fue Gaetano Di Bartolomeo, un panadero de origen italiano conocido como El Gringo, quien tenía 62 años y era vecino de barrio Plata. La mala fortuna lo encontró buscando precios en lo del Manco. Pero esta vez, desde la distribuidora hubo una respuesta. Al parecer, un custodio persiguió a uno de los tiradores y se lo cargó en Lamadrid al 3600. Se llamaba Manuel Lautaro Sández (19).

El cuarteto está en el banquillo por homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas –víctima Cristian Belis– dos hechos de tentativa de homicidio calificado; un hecho de lesiones leves agravadas por uso de arma de fuego y portación ilegitima de arma de fuego de guerra.

Meses antes de este entuerto con Laferrara, el Manco García había sido condenado a tres años de prisión condicional. Se lo sentenció por asociación ilícita, estafa y defraudación, usurpación, lesiones calificadas (en esos tres casos como instigador). Esa investigación fue a partir de la usurpación de una casa de Pasaje Savio 2230, esquina Oroño. Se originó por una balacera en esa vivienda el 16 de noviembre de 2018. Después de eso estuvo unos días prófugo hasta que fue atrapado en un allanamiento. Quedó tras las rejas desde enero a mayo, cuando fue condenado en un juicio abreviado y salió en libertar porque la pena (tres años) fue de ejecución condicional.