La investigación que ventiló los manejes mafiosos de la barra brava de Newell's en los últimos años, bajo la hegemonía de Los Monos, arribó este jueves a tres condenas por asociación ilícita. La esposa de Leandro “Pollo” Vinardi –jefe de la pesada desde el encierro– y dos adláteres admitieron su responsabilidad dentro de la empresa criminal ante la jueza Silvia Castelli y así evitaron ir a juicio oral.
Sabrina Barrias, de 43 años, considerada “organizadora” de la barra leprosa en representación de Vinardi, al menos en 2024, fue condenada a seis años y ocho meses de prisión por extorsión agravada por el uso de arma de fuego (en calidad de instigadora), extorsión simple (también como instigadora) y asociación ilícita, en calidad de organizadora. El acuerdo fue suscrito por los fiscales Franco Carbone, Luis Schiappa Pietra y el defensor Javier Ateca. La mujer ya purgaba una condena de seis años y medio en la Justicia Federal, en modalidad domiciliaria en un inmueble de barrio Puente Gallego. Al menos en teoría: la fiscalía sostuvo que “la incumplía sistemáticamente, lo que le permitía desempeñar su rol de manera directa, sin intermediarios”.
Los otros condenados fueron el recolector de residuos Fernando Arriola, de 29 años –hermano del conocido barra condenado por narcotráfico Marcelo “Pipi” Arriola–, y el empleado de comercio Mauro Travaglini, de 33. Ambos firmaron tres años y medio como coautores de portación ilegítima de arma de fuego de uso civil y como miembros de la asociación ilícita. Están presos desde el 13 de julio de 2024, cuando, a bordo de un Peugeot 307, pasaron un semáforo en rojo en Oroño y Arijón y, al ser identificados, les secuestraron una pistola calibre 6.35.
Arriola y Travaglini fueron considerados soldados de Luciano “Lucho” o “Flaco” Gallardo, definido como la “cara visible” de la barra en la tribuna y un hombre al servicio de Vinardi y Barrias, a quienes rendía cuentas.
“Era el encargado de comunicarse con la dirigencia tanto en forma directa con el presidente, Ignacio Enrique Astore, como a través del jefe de seguridad, Daniel Vallejos, y ejecutó por su propia mano una serie de actos intimidatorios, planificados y organizados por Vinardi y Barrias, que tuvieron como fin la demostración de poder que la barra brava poseía sobre Newell's Old Boys”, señaló la acusación sobre Gallardo.
A Barrias también la acusaron de haber mandado a balear la casa de la dirigente de Newell's Fernanda “Negra” Corte, cuya vivienda de Chacabuco al 2700 recibió ocho tiros en la noche del 26 de julio de 2024. La intimidación fue ejecutada por personas aún no identificadas.
También quedó involucrada –junto con Vinardi y Gallardo– en el perjuicio patrimonial de tres millones de pesos a Newell's. “Arrogándose facultades no previstas en el estatuto de la institución deportiva, los líderes y referentes de la barra brava organizaron, sin el aval de la dirigencia, una fiesta de inauguración de los parrilleros del club a realizarse el 8 de julio de 2024, contratando para la misma a los artistas musicales Sergio Torres y Germán David”, señala la imputación.
Y continúa: “Al tomar conocimiento de ello, Astore lo prohibió porque no se daban las condiciones de seguridad para que el evento se desarrollara, lo cual fue comunicado por María Fernanda Corte a Lucho Gallardo. Como consecuencia de esto, Gallardo, en cumplimiento de las órdenes impartidas por Vinardi y Barrias, exigió indebidamente en forma reiterada a Astore la entrega de ocho millones de pesos”.
Finalmente, la dirigencia abonó tres millones de pesos, que fueron entregados por el jefe de seguridad a Gallardo el martes 30 de julio de 2024.
Los Monos en el paravalanchas
En 2025, Ariel “Guille” Cantero –jefe de Los Monos– y otras doce personas fueron acusadas de regentear negocios ilícitos y extorsivos en nombre de la barra brava de Newell's.
La investigación de los fiscales Adrián Spelta, Luis Schiappa Pietra y Franco Carbone dio cuenta de dos facciones que, pese a tributar a Cantero, se disputaron con violencia el liderazgo en el paravalanchas. Los gerentes en pugna, según la pesquisa, fueron el Pollo Vinardi –un histórico de Los Monos– y el fugaz Alejandro “Rengo” Ficcadenti, quien posee otras investigaciones abiertas por las amenazas al entorno del futbolista Ángel Di María y el secuestro extorsivo (y asesinato) del empresario portuario Gastón Tallone.
La fiscalía imputó a “Guille” Cantero como jefe de la asociación ilícita y a su primo Diego Cantero –que lo visitaba en la cárcel de Marcos Paz haciéndose pasar por su hermano– como organizador. La ascendencia del jefe de Los Monos en la tribuna no es ninguna novedad desde fines de 2016, con la aparición de la “banda de JJ” (por el barra Emiliano “Jija” Avejera), que marcó el inicio de la consolidación del clan Cantero en la hinchada.
Los fiscales señalaron que existen dos facciones en la barra: una a cargo de Vinardi y de su pareja, Sabrina Ivana Barrias, y otra encabezada por Alejandro “Rengo” Ficcadenti. La estructura operó durante el período investigado –los primeros ocho meses de 2024– con personas que respondían a cada uno de esos grupos.
La pesquisa se centró en “todos los negocios que regentea la barra, que tienen que ver con el día a día del club, es decir, con las entradas, con el dinero que le sacan a la institución por partido, con los carritos de hamburguesas en las inmediaciones del club, con los estacionamientos y los eventos deportivos desarrollados en torno a la institución”, detalló el fiscal Carbone.
En la causa declararon tres testigos de identidad reservada vinculados con la gerencia del club, además del propio Ignacio Astore, cuyo testimonio ya se conoció en agosto pasado.
Un testigo reservado describió así las presiones ejercidas por la barra “oficial”, referenciada en “Pollo” Vinardi:
“La barra brava liderada por Lucho Gallardo se caracterizaba por ir incrementando cada vez más sus exigencias –dijo el testigo–. En un primer momento nos pedían 10 camisetas, después 15, ahora 20, y llegaron a exigirnos que les demos 30 camisetas. Les entregamos (a plata de ahora) la suma de 1,5 millones por partido de local, 1.700 entradas de protocolo y 20 camisetas”.
“Con relación a las camisetas, primero les dábamos marca Givova, pero después comenzaron a exigir marca Ifit, talle L. Desde el club siempre cumplimos con las exigencias de ellos, por temor al daño que nos pueden hacer como institución. Si ellos tiran una bomba en el partido, nos quitan los puntos, entonces tienen muchísimo poder”, añadió.
El testigo recordó un incidente de noviembre de 2022: “La única vez que no cumplimos con sus exigencias fue cuando estaba ‘Dibu’ [por Gerardo Gómez, todavía prófugo] como jefe de la barra y apretaron a Javier Sanguinetti. Como no le pagamos, rompieron los vidrios del HPR (Hospital Privado de Rosario) e hicieron pintadas dirigidas a Astore”.
Astore también hizo un descargo sobre sus tribulaciones como presidente del club del Parque:
“Un pequeño ejemplo de lo que se vive día a día: la barra va al bar de la visera y, a los metros, están los papás de las nenas que hacen patín. Es mantener la convivencia, tratamos de mantener la paz. Hago lo que puedo hasta que me toque irme, sé que me voy a equivocar más de una vez. Si te tienen que tirar, te tiran; si te tienen que pegar, te pegan. Realmente no aguanto más esta situación”, expresó el médico.
Y agregó: “Desde que estoy [septiembre de 2021], me pasaron cinco jefes de la barra. Nunca en mi vida había cambiado mi celular. Durante veinte años tuve el mismo número, y desde que estoy acá, de presidente, tuve que cambiar cuatro veces la línea telefónica, porque te llaman, te extorsionan, te molestan. No tiene sentido cambiarlo, porque al día siguiente lo tienen”.



