Una vivienda de barrio Ludueña, que a comienzos de 2022 fue escenario de un crimen en el marco de una disputa entre bandas, fue tiroteada este martes por la noche. Los atacantes dispararon nada menos que 17 balazos, y varios ingresaron en el interior de la propiedad sin herir a persona alguna. Hoy en la vivienda viven inquilinos que, a pesar de haber pasado un mal momento, no serían los verdaderos destinatarios del ataque que, una vez más, tuvo la rúbrica de “la mafia”.

La vivienda de Urquiza al 6000 está vinculada con la familia Almada. Allí, el 18 de febrero de 2022 una balacera se cobró la vida de Verónica Almada. Un ataque que, según una investigación de la Fiscalía, tenía como objetivo matar al hermano de la víctima: Jonatan Ezequiel “Peco” Almada.

“Peco” Almada, hijo de un policía retirado, está preso e imputado como un integrante de peso (organizador) en la banda de Mauro Gerez, Andy Benítez, Julián Aguirre y el fallecido Cristian “Larva” Fernández” a la que le atribuyen delitos de homicidios y extorsiones en Ludueña y Empalme Graneros y una sangrienta disputa con otro grupo, denominado “los Riquelme” que, según los investigadores, tiene el padrinazgo de Esteban Alvarado.

Además, en octubre de 2022 Almada sumó una imputación por “amenazas coactivas calificadas con el propósito de obtener alguna medida o concesión de parte de cualquier miembro de los poderes públicos”, por pergeñar una repartija de panfletos con escraches a fiscales, en represalia por la detención de varios de sus familiares. En esta causa, también se encuentra acusado su cuñado Oscar “Nenu” Ramírez (32), otro presunto integrante de peso que fue detenido en noviembre.

Según se ventiló en una audiencia de diciembre pasado, detrás del ataque que se cobró la vida de Verónica en la casa de Urquiza al 6000 estuvo la planificación del recluso Fabio Alejandro Giménez, un hombre condenado por robo calificado y con varias imputaciones encima por delitos cometidos desde la cárcel, como extorsiones y homicidios por encargo. No se explicitó, sin embargo, si el plan criminal fue instigado por Giménez o si, en cambio, fue tercerizado a su “pyme tumbera” por otras personas.

Otro suceso reciente relacionado con esta trama fue el crimen, el pasado 7 de enero, de Alan Nahuel Carlini, primo hermano de Peco Almada. Motociclistas lo ejecutaron en plena tarde en solís al 300, barrio ludueña y dejaron dos mensajes manuscritos. Uno de ellos, según confiaron investigadores, estaba dirigido a uno de los jefes de la organización: “Andy Benítez traidor, a la mafia no se la traiciona”.

Según confiaron detectivos, Carlini era uno de los gatilleros del remanente de la banda en la calle. “Un caso donde la realidad de la calle supera la velocidad de la investigación” –definieron–, ya que los investigadores estaban diagramando un operativo para detenerlo.

Con ese telón de fondo, ayer a las 22.30 vaciaron un cargador sobre la casa de Urquiza al 6015, habitada por inquilinos que, según trascendidos no estaban al tanto de la trama que rodea al domicilio. Algunos vieron a un tirador solitario que escapó por Magallanes al norte.

Según fuentes del caso, en la escena se halló un papel con la firma “con la mafia no se jode”.