Síntomas como fatiga severa, dolores crónicos, cambios de ánimo repentinos, falta de deseo sexual, problemas de sueño, entre otros, son comunes en el día a día de distintas personas. A la vez, se trata de signos generales que pueden responder a diversas causas, lo que imposibilita que, en muchos casos, se diagnostique precozmente una enfermedad autoinmune.

Lupus, artritis reumatoidea, tiroiditis de Hashimoto, esclerodermia, miastenia gravis, psoriasis, esclerosis múltiple, Crohn; suelen ser las enfermedades autoinmunes más prevalentes dentro de las más de 100 ya identificadas hasta el momento según la Asociación Estadounidense de Enfermedades vinculadas con la Autoinmunidad (AARDA según su sigla en inglés). Del 8% de personas que padecen alguna de ellas en el mundo, el 78% son mujeres.

Enfermedades autoinmunes

Como se adelantó previamente, los primeros síntomas que aparecen suelen ser comunes a otras condiciones médicas más frecuentes. Por este motivo, como primera medida se suelen adjudicar a un estado de tensión y estrés, sin embargo, esta sintomatología también puede indicar un trastorno subyacente. Esto genera que puedan demorarse años hasta arribar al diagnóstico correcto.

En cuanto a las mujeres, la ciencia se encuentra estudiando las causas por las cuales el sistema inmunológico femenino ataca a sus propias células y tejidos como si fuesen un agente patógeno. Esta pregunta condujo a inmunólogos y reumatólogos a estudiar los mecanismos que llevan a la fabricación de autoanticuerpos y a la liberación descontrolada de proteínas defensivas inflamatorias (citoquinas) en las personas que padecen enfermedades autoinmunes.

Si bien resta bastante camino por recorrer, se produjeron muchos avances en los últimos tiempos. Por lo pronto, los científicos descubrieron anomalías en ciertos genes, en uno de los cromosomas X que portan las mujeres, y en las señales que envían los linfocitos y otras células defensivas del organismo.

Además, determinaron que ciertos estímulos ambientales -como la exposición . agentes infecciosos, el exceso de sol y el tabaco- son disparadores de algunas enfermedades autoinmunes. Sin embargo, las hormonas sexuales (principalmente e. estrógeno, aunque a veces también la progesterona) son las que parecen incidir más fuertemente en la manifestación de ciertas enfermedades autoinmunes en las mujeres.

El papel de las hormonas

La relación entre las hormonas sexuales femeninas y el sistema inmunológico es compleja y variable. Algunas células defensivas, como los linfocitos B y T, tienen receptores para hormonas sexuales y, ante una infección por un virus o una bacteria, el estrógeno puede disparar reacciones defensivas poderosas en las mujeres, lo que genera una gran cantidad de anticuerpos y proliferación de linfocitos.

Sucede que, al resolverse esa infección, el sistema inmunológico de algunas mujeres continúa reaccionado desproporcionadamente, pero esta vez contra las células y tejidos de su propio organismo, dando lugar a una enfermedad autoinmune. Se podría decir que el sistema inmunológico de estas mujeres se torna intolerante contra ellas mismas debido a la estimulación excesiva del estrógeno, o a la falta de estrógeno y el exceso de progesterona.

Por este motivo, las investigaciones son fundamentales para descubrir nuevos tratamientos para estas afecciones. Existe un buscador en español de ensayos clínicos disponibles en Argentina, unensayoparami.org, dedicado a enfermedades autoinmunes que podrían ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes las padecen.

Fuente: NA.