Una pieza musical puede provocar reacciones distintas en dos corazones, según un estudio europeo que busca desarrollar “recetas musicales personalizadas” para dolencias comunes o para ayudar a las personas a mantenerse en alerta o relajadas.

Anteriormente se habían investigado las respuestas fisiológicas a la música, midiendo los cambios en el ritmo cardíaco después de escuchar diferentes grabaciones clasificadas simplemente como “tristes”, “felices”, “tranquilas” o “violentas”. Pero este trabajo adoptó un enfoque más preciso. Para eso se invitó a participar de un concierto de piano clásico en vivo a tres pacientes con insuficiencia cardíaca leve que requieren un marcapasos, lo que podía medir su ritmo cardíaco durante la actuación.

Las mediciones se produjeron antes y después de los 24 puntos de la partitura, en los que se produjeron cambios bruscos en el tempo, el volumen o el ritmo. Concretamente, midieron el tiempo que tarda el corazón en recuperarse después de un latido. “Utilizamos métodos precisos para registrar la respuesta del corazón a la música y descubrimos que lo que es calmante para una persona puede ser estimulante para otra”, indicó la profesora Elaine Chew, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) a cargo del estudio.

Los investigadores se focalizaron en el tiempo de recuperación del corazón, más que en el ritmo cardíaco, porque eso está relacionado con la estabilidad eléctrica del corazón y la susceptibilidad a los peligrosos trastornos del ritmo cardíaco. Por caso, se sabe que algunos trastornos cardíacos que ponen en peligro la vida son desencadenados por el estrés, según consignó Europa Press.

“Usando la música podemos estudiar, de forma de bajo riesgo, cómo el estrés (o la leve tensión inducida por la música) altera este período de recuperación”, indicaron. Fue así como descubrieron que el cambio en el tiempo de recuperación del corazón era significativamente diferente de una persona a otra en las mismas coyunturas de la música.

“Aunque dos personas puedan tener cambios estadísticamente significativos en la misma transición musical, sus respuestas pueden ir en direcciones opuestas. Así que para una persona la transición musical es relajante, mientras que para otra es excitante o inductora de estrés”, argumentó Chew.

Por ejemplo, una persona que no espera una transición de música suave a alta podría encontrarla estresante, lo que llevaría a una reducción del tiempo de recuperación del corazón. Sin embargo, para otra podría ser la resolución de una larga acumulación en la música y, por lo tanto, una liberación, lo que resulta en un mayor tiempo de recuperación del corazón.

Con esta información, los científicos ahora planean diseñar intervenciones musicales a medida para obtener la respuesta deseada, ya sea para reducir la presión arterial o disminuir el riesgo de trastornos del ritmo cardíaco sin los efectos secundarios de la medicación.