Cada vez es mayor la incidencia de la puericultura en la vida de quienes están comenzando a maternar y paternar. Una de las principales finalidades es garantizar que la lactancia materna sea la principal fuente de alimentación del bebé, y, en lo posible, la única durante los primeros 6 meses de vida.

En el camino hacia la denominada "lactancia exitosa", pueden surgir algunos inconvenientes. Uno de los más frecuentes es la mastitis o inflamación de tejidos mamarios. El temor sumado a la falta de información pueden desencadenar en el abandono de la lactancia, sin embargo no es necesario hacerlo.

“Aunque puede ser desalentador encontrarse con un problema así en un momento tan delicado para la madre, es importante comprender que la mastitis se puede abordar y superar y que es posible mantener una lactancia materna saludable”, explican desde la agencia EFE Salud.

Mastitis

La mastitis es una infección o inflamación de los tejidos mamarios que afecta a las mujeres lactantes aunque en raras ocasiones, también puede ocurrir fuera del periodo de lactancia. Se caracteriza por un enrojecimiento, hinchazón y dolor en el seno, acompañado de síntomas como fiebre, escalofríos y malestar general.

La principal causa por la que ocurre esta complicación es un vaciado insuficiente del pecho. La mejor manera de prevenirla es con una buena técnica de lactancia que asegure un drenaje adecuado de la mama.

Una sobreproducción también puede llevar a una mastitis. En algunos casos en los que el bebé está mamando con una presión excesiva, por ejemplo, a causa de movimientos compensatorios por un frenillo sublingual limitante u otras causas estructurales. Es así que el pecho reacciona sobreproduciendo leche y allí hay que trabajar el agente causal para favorecer la calibración adecuada del pecho.

Es importante una buena posición y agarre del bebé al pecho para conseguir una buena transferencia de leche. La lactancia exclusiva y a demanda es fundamental, y no se debe limitar el tiempo del bebé al pecho.

Reposo, hidratación y drenaje para la mastitis

El manejo principal de la mastitis consiste en reposo, hidratación y sobre todo un drenaje adecuado del pecho, sin suspender la lactancia o la extracción de leche, porque ello podría complicarse con un absceso mamario. El vaciado regular ayuda a mantener el flujo de leche y evita la acumulación de leche estancada.

En caso de fiebre, será necesaria la interconsulta con medicina para corroborar la necesidad de ingerir antibióticos, con la indicación y dosis adecuadas teniendo en cuenta la situación de lactancia. Dicho tratamiento junto con el frío entre tomas ayudará a mejorar el cuadro.

La mastitis puede presentar desafíos en el camino de una lactancia materna exitosa, pero con un abordaje adecuado es posible superarla y continuar disfrutando de la lactancia y sus beneficios a nivel inmunológico, nutricional y de vinculación, así como tantos otros para la salud materna.

En tal sentido, la madre debe ser consciente de que tiene a su alcance recursos y apoyos suficientes, y no debe dudar en acudir a los profesionales especialistas en lactancia cuando estime necesario.