Gran parte de los productos consumidos cuenta con niveles de azúcares agregados, los cuales no son beneficiosos para la salud. Aunque parezca difícil, "desengancharse" del consumo de este ingrediente no resulta imposible y muchos expertos recomiendan seguir una serie de consejos para contar con las herramientas suficientes que ayudarán a esta finalidad.

Azúcar bueno y azúcar no tan bueno

La clave para poder diferenciar cuál azúcar es "bueno", es utilizar la palabra “añadido” o "agregado". Es decir, si se trata de azúcares naturalmente presentes en los alimentos, no deberá ser una fuente de preocupación en la población general, salvo indicaciones particulares que posea una persona por alguna problemática suya. Un ejemplo de azúcares no agregadas es el que tienen las frutas y verduras.

Lo mismo sucede con todo tipo de fuente de carbohidratos como legumbres, cereales y derivados. “Cualquier tipo de azúcar añadido es el que debe estar en el foco de nuestra preocupación y la preocupación es que la persona que escucha esa palabra o la lee entiende que implica la acción de añadir proactivamente algo. Lo que pasa es que no es la realidad. Muchas veces son productos que o no son dulces o no sabemos identificar el azúcar que contiene”, aseguró la profesora de Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Diana Díaz Rizzolo.

Efectos de los azúcares agregados

El consumo de azúcares agregados puede provocar infinidad de problemas de salud: sobrepeso u obesidad, aumento de triglicéridos y problemas de hígado graso, caries dentales, resistencia a la insulina o diabetes tipo 2. A su vez, esta última puede causar enfermedades cardíacas variadas.

Pero, además, el cerebro que naturalmente segrega dopamina, tras el consumo de azúcares agregados sufre una bajada tan abrupta de esta hormona, que quiere volver a ese estado de felicidad y comienza a solicitar más cantidades de este ingrediente.

Los otros nombres del azúcar

Para reconocerlos dentro de los ingredientes de los productos, los azúcares agregados suelen contar con diversos nombres. Entre ellos se encuentran la panela, los "jarabe de", la miel, la melaza, la maltosa, la maltodextrina, glucosa o cualquier concentrado de cualquier tipo de fruta también es igual a azúcar.

Reducir el consumo

Los consejos para reducir la ingesta de azúcar pasan por consumir el máximo posible de productos frescos y que una mínima parte sean procesados y como consumo muy ocasional o nulo, los ultraprocesados.

Todo ello porque con la ingesta de frutas, verduras, cereales y legumbres, se llega a los requerimientos máximos de azúcar diario, por lo cual, “el azúcar añadido siempre deberá ser el valor más cercano a cero posible”, según indicó Díaz Rizzolo.

En cuanto al consumo de edulcorantes, se considera que puede ser un paso intermedio para dejar el azúcar. 

Otro de los consejos que es evitar disfrazar con azúcar un alimento que no gusta. No existe ningún alimento que por sí solo sea indispensable, por lo que si no es del propio agrado se puede abandonar. 

Finalmente, se destaca la importancia de perpetuar los buenos hábitos en casa, sobre todo de cara a los más pequeños, de forma que aprendan las buenas costumbres alimentarias.

Ante dudas o consultas, siempre será pertinente dirigirse al especialista en nutrición de confianza que pueda, además, determinar lo que el propio organismo requiere para su bienestar en particular.

 

Fuente: EFE Salud.