La humedad propia de los baños unida al calor del agua caliente que sale por las cabezas de ducha, hace que los microorganismos encuentren ahí el mejor sitio para reproducirse. De hecho, un estudio norteamericano comprobó que allí existe un “enorme mundo de microbios a los que se está expuesto cada vez que una persona se baña”.

Las bacterias que se han encontrado son en su mayoría no dañinas para la salud, pero hay algunas cepas (encontradas sobre todo en EEUU) que podrían derivar en graves infecciones pulmonares por microbacterias no tuberculosas, de acuerdo a la investigación publicada por la revista mBio y reproducida por Quo.

Pese a que los resultados de contagios resultan sumamente bajos, sí podría afectar a personas con sistema inmune muy debilitado, explicó la líder del trabajo, Noah Fierer. “Según sean los sistemas de tratamientos de agua o los materiales usados en las tuberías, las comunidades de microbios pueden transformarse considerablemente. De ahí la importancia de este estudio”, sostuvo y agregó que si la cabeza de ducha era de metal, las bacterias circulaban más que si era de plástico.

La especialista recomendó desinfectar el baño al menos una vez a la semana, incluyendo los mandos de la ducha, el sumidero, las cortinas o las puertas de cristal (si las hubiera). Incluso es bueno plantearse usar un cepillo de dientes para rasgar ciertas zonas en las que comience a aparecer más suciedad, así como meter la cabeza de ducha en una solución desinfectante cada cierto tiempo.