Salen las banderitas de festejo, entran las calculadoras. La primera fecha del Mundial de Qatar no fue la esperada para Argentina con la derrota por 2 a 1 ante Arabia Saudita pero aún quedan dos partidos en el Grupo C.

El empate sin goles de México y Polonia fue, dentro de ese mal arranque, un buen resultado para el equipo de Scaloni que depende de sí mismo y que puede ganar la zona si suma las 6 unidades que quedan.

El sábado se enfrentarán Polonia ante Arabia en el turno de las 10 y a las 16 chocarán Argentina y México. El miércoles cerrarán en paralelo, a las 16, Polonia contra Argentina y Arabia frente a México.

Aunque la lógica es solo pensar en un triunfo en la próxima fecha, matemáticamente la selección nacional tiene chances de seguir en carrera aún con un empate. Una derrota, en cambio, lo deja afuera.

El resultado del primer duelo del día 26 es importante también porque modifica la tabla y los escenarios posibles

Si Polonia le gana a Arabia se va a 4 puntos y los asiáticos quedan con 3. En ese caso, si Argentina pierde queda eliminada (ya no podría alcanzar ni a México con 4 ni a los europeos). Ante una igualdad sumaría su primera unidad, los aztecas tendrían 2 y podría superar a cualquiera de los tres en la tercera fecha (si llega a 4 puntos en total) y hasta salir primero.

Si Polonia y Arabia igualan entonces suman 2 y 4 puntos, respectivamente. Se mantiene que el capitán Messi y sus compañeros no pueden tropezar ante México pero si empatan aún tienen chances de vencer en la última a Polonia y llegar a 4 unidades. En ese recorrido pelearían por un segundo lugar pero ya no podrían ser primeros.

Si Polonia pierde con Arabia, los verdes cosechan 6 puntos y los de Robert Lewandowski, apenas 1. Lo dicho, una derrota con México elimina a la Argentina, pero un empate le abre la pelea solo por el segundo lugar. Debería triunfar ante Polonia para llegar a 4 y que México (2 unidades tres dos fechas) no le gane a Arabia. 

Claro que lo mejor y lo deseable es volver a guardar la calculadora, ganar los dos partidos y pensar en el rival de octavos, algo que muchos estaban haciendo, quizás de forma prematura.