Rosario Central perdió 1 a 0 ante 12 de Octubre de Paraguay en su debut de la Copa Sudamericana. El equipo del Kily González dominó en el trámite del juego, pero nunca pudo vulnerar a su rival. Y en una de las únicas chances de los locales, un remate de Velázquez se metió contra el palo de Broun y le quitó al Canalla hasta el empate, que era lo más lógico.

En el marco de un pobre partido, el Canalla fue el que hizo el gasto. Sin jugar bien, trató de llevar las riendas del partido. Es más, las únicas claras del primer tiempo fueron del equipo del Kily González. Un cabezazo de Ruben en el área chica que se fue por arriba. otro gran cabezazo de Gamba, tras centro de Torrent, que el arquero envió notablemente al córner. Y hasta lo tuvo Pupi Ferreyra, pero en la definición la pelota se le enredó entre las piernas.

En el segundo tiempo, Central trató de seguir dominando, pero no consiguió abrir una defensa paraguaya que dio pocos espacios. Por supuesto que al Canalla le faltó ingenio.

Así, el elenco de Sabaria se las arregló para generar un mano a mano y hacer necesaria la rápida intervención de Broun para evitar la derrota.

Después lo volvió a tener Zabala, tras una gran acción individual de Vecchio, pero el ex Unión remató mal. Débil y desviado.

El Kily sacó a Luciano Ferreyra y Gastón Avila para el ingreso de Francesco Lo Celso y Lautaro Blanco. La idea de tener mejor calidad de posesión y desborde por la izquierda se chocaron de frente con el sorpresivo gol de 12 de Octubre.

El partido se rompería. A los 26 minutos, Pablo Velázquez recibió una pelota de espaldas, giró y la puso lejos de la mirada de Broun, que sorprendido, ni se tiró.

Eso obligó al DT a ir a buscar el partido. El Kily intentó con los pibes. Marinelli y Martínez Dupuy se metieron en la cancha por Gamba y Zabala.

El equipo paraguayo, después de la ventaja, se metió atrás y le quitó espacios al equipo rosarino. El Canalla nunca más llegó. El partido se fue apagando con la ventaja para los paraguayos sin que nada cambiara ese rumbo.

Así, Central se consumió en una derrota injusta, pero inexorable. No pudo y no supo hacer frente a un compromiso que, por historia y jerarquía, debió ser suyo.