El sol lo pinta todo en esa playa desierta. Hace calor, hay algo de viento, es mitad de noviembre y en ese hermoso lugar, casi nadie. Cada tanto pasaran a pie dos o tres veteranos o algún otro que se atreve a trotar por la arena. Impactan ver sentadas donde rompen las olas a dos mujeres chinas vestidas de pie a cabeza que atrapan y ponen en baldes berberechos y almejas. “Son del superchino”, me dice maliciosamente un caminante. “Lo que pescan lo venden ahí”.

Es hermoso el día, pero lo desértico del ambiente sugiere en ese cuadro una tensión inevitable. ¿Dónde se han ido todos? ¿Donde está la gente de este lugar? Confinamiento, año covid, cuarentena, restricciones. La soledad también se siente en este paraíso. Cómo algo tan deseado; sol, calor, tranquilidad, puede ser tan inquietante al mismo tiempo. Un motor que arranca de golpe o un lejano y metálico sonido, le pueden dar un toque de sobresalto al día. Nada de esto, ni siquiera esto, es o será normal.



¿Cómo imagina un científico el próximo verano?, le pregunté a Oscar Botasso en el mañana del sábado de Radiopolis Weekend, por Radio 2“Tendremos playas, con distanciamiento, con cobertura. El aire, el viento y el calor ayudaran a tener más protección. Con sol vamos a tener espacios para disfrutar. Y quizás cuando termine la temporada tengamos la vacuna y nos evite transitar lo que pasa en Europa que ya tienen una segunda ola”, dijo ayer, optimista, el científico del Conicet y la UNR y asesor de los grupos sanitarios del gobierno de Santa Fe.

Para el ministro de Trabajo Claudio Moroni el semblante estival será muy parecido: “Estamos trabajando para iniciar una temporada”, dijo ayer. “Depende de las decisiones sanitarias, pero estamos haciendo todo para que el empleo turístico se active. Al sector lo hemos auxiliado durante todo el año al sector más castigado por el confinamiento que es justamente el turístico, pero ahora creemos que el sector con todos los cuidados se va a reactivar”, concluyó.

Y eso fue lo que anoche, con Andy Kusnetzoff, confirmó el jefe de Gabinete Santiago Cafiero. “Queremos evitar la segunda ola, como en Europa, pero el verano y la temporada se podrá concretar con cuidados”, dijo en una mesa muy picante.

La gente pide sol y playa. Muy pocos podrán disfrutarla. Los altísimos costos del alojamiento, la falta de un transporte público de traslado y las vulnerabilidades sanitarias en varios sectores de la población harán que, como dijo un intendente de La Costa, este verano 2020/2021 será disfrutado mayormente por los propietarios de las casas de veraneo.



“Fuimos muy activos para que haya temporada porque para nosotros es esencial. No hay muchos secretos: distanciamiento, responsabilidad individual, compromiso y muchas actividades al aire libre. El principal desafío es que haya verano”, dijo ayer en Radio2 el intendente de Pinamar, Martín Yesa.

El dirigente de Juntos por el Cambio administra una extensa opción de 20 kilómetros de playas. Desde el inicio de Cariló hasta Pinamar norte, hay una estructura que puede albergar a 350 mil turistas. A pesar del año covid y las restricciones sanitarias cree que “será difícil, pero somos optimistas”, dijo ayer en Radiopolis Weekend.



Sin embargo los tratos comerciales arden allí. Los costos acompañan el pulso del desprecio del peso argentino y se afirman en el dólar libre. “Los contratos se dolarizan de manera informal. La inestabilidad del peso condiciona. Y se protegen de esa inestabilidad. Hay mucha consulta, pero no cierran trato. Nuestro objetivo es que nuestros lugares no estén colapsados, cuidaremos la salud de los turistas”, concluyo Yesa.

La media mañana golpea el sol en las arenas de la costa. Las maquinas del municipio acomodan la arena para ampliar zonas de carpas en el balneario Hemingway. Más carpas para menos bañistas dentro de ellas. Con un protocolo sanitario estricto. Barbijos visibles si comparten mesas dentro de ellas, informó ayer el intendente de la localidad balnearia. ¿El precio del alquiler? Diez mil pesitos diarios. “Acá la discusión salud versus dinero va a durar dos minutos, estuvimos un año sin trabajar, imagínate quién gana”, reconoció un empleado del parador.

Un año de locos. La zanahoria por la cual correr tras tanto encierro es el viento, el sol, la idea gráfica de la libertad que el clima y la naturaleza muestran. Según Botasso, en marzo (o abril) “estaríamos cerca de la vacuna anticovid para los sectores más vulnerables, personal de salud, etc".



-"¿Queda alguna secuela después del covid?", fue la pregunta. Psicológicas seguro", dice Botasso: “Porque pegó fuerte. Se recupera del covid, pero algunos daños físicos requieren más tratamiento. Hay que estudiar bien esto: esta enfermedad está en animales, mamíferos a los que les invadimos su hábitat. Fuimos nosotros los que irrumpimos en esos ámbitos ecológicos, incorporamos estos lugares a ámbitos masivos de nuestra vida. Nos hemos metido en lugares que no nos son propios. Entonces está claro que después de esto pueden venir otros virus. Hay que cambiar pautas de vida. El ecosistema. La forma de meternos en esos ambientes. Para eso tenemos que ser distintos”.