La noche del martes pasado, Leda salió del templo de la Inmaculada Concepción y se paró frente a unas dos mil personas que rodeaban la manzana. Hacía mucho frío y cargaban horas de espera, muchos de ellos con afecciones físicas y limitaciones motrices. Acababa de dar su bendición a unas 500 personas que habían accedido a un predio techado lindero. Uno a uno los abrazó, les habló en lenguas y les cantó.

“Cristo sana, él tiene el poder. No me vengan a buscar a mí, busquen a Cristo”, les dijo y enseguida los ánimos de calmaron. Una multitud desbordó las inmediaciones de la parroquia, todos querían ingresar para tener la oportunidad de ser bendecidos, cargando pesares y malestares insoportables. Esta búsqueda de un cambio radical, lo que muchos llaman “milagro”, ha ido intensificándose en estos últimos meses, luego de que el grupo se alejara de la catedral de Rosario.

Aunque se han multiplicado los testimonios de personas que aseguran haber experimentado sanaciones, ya sea de enfermedades físicas como también mejorías en el estado de ánimo o en sus vínculos afectivos, el mensaje de Leda es siempre el mismo: ella no cura, es solo un puente que permite acercarse a dios.

Luego de que, a raíz de la enorme concentración de gente en las inmediaciones del templo se produjeran tensiones, cruces y acusaciones e incluso, la aparición de algunos ofreciendo turnos inexistentes a cambio de dinero, Leda decidió brindar una entrevista televisiva a De 12 a 14 (El Tres) en conjunto con Radio 2 y Rosario3, para aclarar, una vez más, este fenómeno que aunque remueve y renueva la fe católica y provoca sorpresa y curiosidad en muchos, también despierta sospecha y hasta recelo en otros.

—Dijiste «No me busquen a mí, busquen a Cristo». ¿Ese es el mensaje que querés dar?

—El que me salvó es Cristo, ése es el que quiero que los salve, a los que pasan al lado mío. A todos los que ven algo diferente, es Cristo en mí, en esos momentos donde yo estoy al servicio de ellos y siento que el espíritu santo hace lo que quiere. No podemos centrarnos en una persona, ni en mí ni en nadie. Yo nunca lo hice. Mi búsqueda siempre fue con dios y me gustaría que esto siempre llegue. Me dio un poco de lástima, después, haberlo dicho de esa manera. Dije «Uy, habré sido un poco fuerte, no? No lo quise decir desde el lado «no vengan», si no que «vengan, los recibo», pero no puedo cambiarles la vida Cristo sí.

—¿Qué crees que la gente va a buscar?

—Yo creo que va a buscar a cristo. Y después es inevitable el amor que trasciende en ese momento y que te quieran abrazar. Yo también quiero abrazarlos porque siento el amor de dios, creo que es recíproco. Y sí creo que buscan a cristo, pero no me voy a cansar de decirlo.

—¿Vos te cansás?

—Parece que no, no me di cuenta que era tan tarde (el martes pasado). Me gustaría decir que sí pero no (se rié)

—¿Cómo te llega la devolución de la gente?

—Eso es lo que puso en marcha este soplo del espíritu. Este paso de dios, tantos testimonios que van creciendo. Humanamente, y poniéndome en el lugar que corresponde, sé que dios está. Entonces, no puedo negar que estas cosas ocurren porque fui parte de ellas. Y hoy las estoy transmitiendo por el tiempo que dios quiera y me utilice. Tal vez sea un tiempo determinado, tal vez sea para siempre, no sé dios lo sabe mejor que yo. Pero bueno en el tiempo que yo pueda transitarlo quiero dejar este mensaje, busquen a Cristo.

—Hay muchas personas que te conocen ahora y se preguntan, esta mujer de dónde salió, qué es soplo de Dios. Hay una historia detrás.

Hace 8 años que estamos transitando este carisma. Digo carisma y atrás mío y hay una comunidad de gente que trabaja. Decimos don de sanación y de liberación, pero también otros dones, como el don del recibimiento, el don de la escucha, la intercesión, todos los que están rezando intercediendo por ministerios de música o por ministerio de liberación. Un grupo de gente que desarrolla estos encuentros, un trabajo impresionante dejando la vida, poniendo en primer lugar a dios, poniendo en primer lugar a nuestra iglesia y saliendo a donarse. Porque hay muchas cosas que nosotros dejamos. Hoy de esta esta manera, donde podemos recepcionar todo este número de gente, pero antes por mucho tiempo hemos hecho diversidad de cosas siempre en el área de evangelización, dentro de la Iglesia Católica, en distintos barrios, distintos lugares, comedores, colectas de alimentos o ropa donde se iban entregando distintos sectores. Es caminarlo.

–Vas caminando por la calle y ¿podés ver lo que le pasa a la gente o llega invocando el espíritu santo?

—Muchas veces sí, muchas veces sí.

—¿Y cómo hacés con eso?

—Puedo rezar por vos. Nunca se invade a nadie estas cosas se toman con mucha reserva porque dios muchas veces nos muestra cosas y no es para que vayamos a decirlas, sino para que acompañemos a esa persona, ahí está también el don del discernimiento, dones que se nos han dado desde el bautismo, se los dio a todo el Señor y saber qué hago con todas las cosas que yo voy transitando y sintiendo. Y el señor dice «el que es fiel en lo poco, mucho más le daré» Yo creo que fue así, fue de a poco y bueno, hoy es esto, pero somos muchos atrás de todo esto. Y ojalá seamos más y ojalá este soplo del espíritu contagie, anime, que no sea solamente la restauración de mi cuerpo, sino la restauración de mi cuerpo y mi alma para salir a amar. Ese es el mensaje. ¿Qué hago después con mi vida restaurada? ¿Cómo transito los años que me quedan? Y, hago algo por amor.

—¿Qué le decís a la gente que te pide que la cures?

—Yo creo que el Señor se manifiesta de diferentes maneras diversas, hay gente que ha tenido la posibilidad de una sanidad por medio de intercesión por una foto, a distancia, esto lo transitamos, que la gente no se quede con lo que dicen, que siempre se animen a ir en búsqueda para poder tomar una determinación y decir qué es lo que realmente piensan. Porque a lo mejor me pierdo de estas cosas por lo que se dice, entonces vayan. Nosotros estamos disponibles. Nosotros le abrimos la puerta a todos y eso también nos hace reconocer que dios no vino a buscar a los justos sino a los pecadores y nos acerca más a una realidad, un mundo que realmente está pidiendo a gritos que seamos amados. No es que vos tenés que ir a la iglesia y tenés que dejar algo. Dejate amar, dios te enamora y te enamora tanto que vas renunciando a un montón de cosas. Entonces, voy a ver y hay mucha gente que fue a ver y no salió nunca más. Y decir que no me vayan a ver a mí, sino que lo vayan a buscar a él.