La pronunciada bajante del río Paraná pone de relieve no sólo superficies que en otras épocas del año cubren las aguas sino también serias irregularidades cometidas por particulares, a la luz de un escaso o nulo control estatal.

El Tres registró dos situaciones puntuales: una en un humedal en jurisdicción de General Lagos y otra en la isla frente a las costa rosarina, en proximidades del Paraná Viejo.

En el primer caso, el responsable del Área Tránsito y Convivencia de General Lagos, Gustavo Martinotti, admitió que se enteraron por televisión de que en el mencionado humedal se corrían carreras de caballos y de motocross.

“Nosotros no recibimos ninguna denuncia ni en la comisaría ni en la comuna. Nos enteramos por ustedes. Esta mañana vinimos y corroboramos todo esto que nos sorprende, ya que aunque recorremos cotidianamente la costa por una cuestión de seguridad, a causa de los yuyos no vimos nada de esto”, reconoció el funcionario.

Además, explicó que en octubre de 2018, la comuna recibió un pedido de autorización para realizar una cuadrera en el humedal, pero según el funcionario, quien se comprometió a vallar el predio, de ahora en más, ese permiso se denegó, por lo cual –remarcó– “tanto las carreras de caballos como de motocross que se realizan en ese lugar, son clandestinas”.

Isla alambrada

Pero las irregularidades no cesan. Un video que llegó a El Tres TV, registrado por particulares, desde una embarcación, muestra un sector de la isla –una playa del Paraná Viejo– frente a Rosario, completamente alambrado.

Según señalaron referentes de la ONG El Paraná no se toca, ellos no conocen el dato de la titularidad de esas tierras. “No sabemos si son privadas o fiscales. En este último caso, el hecho de que estén alambradas sería un delito. Sabemos que habían entrado con camionetas, con 4x4, con motos de delivery y hasta con camiones”, explicó Gustavo, representante de la ONG, en diálogo con El Tres.

Según describió el dirigente, “el lugar que ahora está alambrado se conoce como «el sitio», y es un espacio donde antes se reunían los kayakistas. El alambrado –dijo– se extiende desde abajo del puente Rosario-Victoria, a lo largo de varios metros, dejando un paso muy estrecho entre el agua y el alambrado. Por la información que nos llega –agregó– quien alambró sería un privado, pero no sabemos si es el dueño de la tierra. Nadie controla nada, afirmó”.

El referente de la organización agregó, además, que “antes de intervenir, el Estado provincial exige que se presente una petición por escrito, vía correo postal, con fotos y datos precisos de la ubicación”, y explicó que, en caso de que la tierra pertenezca a algún privado, tampoco se debería cercar hasta el río, ya que hay que respetar el camino de sirga.