“Que Dios se apiade de quienes cometen este tipo de actos vandálicos”, dijeron desde el entorno de la Iglesia San José Obrero, ubicada en el barrio Chalet de la ciudad de Santa Fe. El mensaje refiere al robo de dos campanas antiguas que, hasta el viernes, pertenecían a la parroquia y fueron sustraídas, acaso para venderlas como piezas de bronce. Un tipo de robo que, quedó demostrado, ya no respeta lugares como cementerios o templos religiosos.

Los integrantes de la iglesia capitalina ubicada en Roque Sáenz Peña al 1200 se dieron cuenta el viernes de la ausencia de las campanas, cuando intentaron tocarlas a la espera de la llegada de la virgen del Luján.

"Quisimos tocarla para recibir a la virgen, pero las campanas no estaban más. Se la llevaron los chicos malos. Estaban en altura, seguro ya no es nada. No sé cómo entraron, nadie vio nada. La policía pasa frecuentemente, pero hoy en día estamos dispuestos a todo", lamentó Jorge, allegado a la parroquia, en diálogo con la emisora LT9.

Placas recordatorias, picaportes, cables, medidores. Nada se salva de la fiebre del robo de metales. "La verdad que más allá de conocer la realidad social y la necesidad que viven muchas personas no me cabe en la cabeza tal hecho", reflexionaron desde el entorno de la parroquia San José Obrero.