Luego de seguir el trayecto habitual de graduación-doctorado-postdoctorado, Agustina Taglialena decidió realizar un viraje desde la autopista más transitada. Después de escuchar su charla organizada por el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, UNR-CONICET) en diciembre pasado, entendí que el suyo era otro claro ejemplo del tema que venimos tratando: alternativas laborales y profesionales para graduados y doctorados en ciencias experimentales. Aquí nuestra charla.

¿Qué estudiaste?

Estudié microbiología en la Universidad Nacional de Río Cuarto, de donde soy. Una vez que terminé la carrera tenía mucha curiosidad y ganas de explorar un poco el mundo, conocer cómo se investiga en otros países. Surgió la posibilidad de ir a hacer un doctorado en un laboratorio en España, más específicamente en el Instituto de Agrobiotecnología de la Universidad Pública de Navarra. Así que allá fui a trabajar en el Grupo de Biofilms Bacteriano bajo la dirección de Iñigo Lasa.

Después de haber terminado el doctorado no estaba muy segura acerca de si quería seguir en academia e investigación. Estaba en un punto de indecisión y no tenía demasiadas opciones claras. Surgió la posibilidad, a través de mi jefe, de hacer un postdoctorado así que decidí intentarlo y probar ese camino.

¿A qué lugar fuiste?

Me mudé a los EE.UU., a Texas más precisamente. Hice un potdoctorado de casi dos años en el Houston Methodist Research Institute dentro del laboratorio de Adriana Rosato. La experiencia fue, obviamente, increíble tanto en lo personal como en lo profesional. Pero yo seguía con la duda, con ese algo que me decía que la investigación académica no era lo mío y que quería buscar otra opción.

¿Qué otras cosas disfrutabas cuando hacías investigación?

Cuando empecé a trabajar en la tesis descubrí mi gusto por la escritura. Siempre me interesó mucho leer papers, editar los trabajos que luego se publicaban y esto hizo que disfrutara mucho del proceso de escribir el trabajo final. También me gustó hacer las ilustraciones para los publicaciones.

Así que fui decidiendo que la parte de comunicación científica era lo mío y me enfoqué en intentar buscar trabajo en ese ámbito.

¿Cómo encaraste esa etapa de búsqueda?

Empecé a investigar las distintas opciones que había dentro del campo de la comunicación de la ciencia. Encontré que uno podía ser editor, escritor, dedicarse a la divulgación o trabajar en revistas científicas. También está toda la parte de ilustración. De hecho, hice una especialización en ilustración científica de un año en la Universidad del País Vasco (Bilbao) porque me interesaba mucho la parte visual de transmitir la ciencia de manera más efectiva a través de imágenes y videos.

Así que después de un largo proceso de investigación acerca de las distintas opciones que tenía, y sobre todo de hablar con mucha gente que ya se estaba dedicando a esas opciones que a mí me interesaban, fue cuando empecé a encontrar ofertas laborales en el ámbito de la edición científica. Empecé a aplicar y una de las solicitudes fue justamente para Nature Microbiology. Mi perfil encajaba bastante bien con lo que ellos pedían. Por suerte me ofrecieron el puesto y es donde estoy actualmente trabajando.

¿Tuviste la oportunidad de continuar en el ámbito científico-académico?

Podría haber optado a una beca doctoral en la Argentina o haberme desarrollado en el país. De todas maneras, tenía ganas de probar una experiencia en el exterior, siempre fui una persona muy curiosa. Quería probar la experiencia de vivir y trabajar en otra cultura, en otro país y ver cómo es eso. De allí que una vez terminado el postdoctorado en microbiología comencé a buscar otras opciones laborales afuera.

Hablanos de tu trabajo actual.

Como te contaba, hoy trabajo como editora en la revista Nature Microbiology. El trabajo está muy bueno, es muy satisfactorio y demandante a la vez. Tiene gran dinamismo y requiere estar enfocado la mayor parte del tiempo. Lo que disfruto más de mi actividad es tener la oportunidad de leer artículos científicos de todo tipo, sobre una gran cantidad de distintas bacterias, virus, parásitos, hongos, estar al tanto de una gran variedad de temas, aprendiendo algo nuevo cada día. Cuando estás investigando en ciencia académica, te focalizás mucho en un proyecto en concreto, estudiando esa bacteria en particular o esa proteína, o lo que sea. Este trabajo me ofrece la posibilidad de leer sobre un gran número de cuestiones distintas y aprender de cada una de ellas. Eso es un grandísimo punto a favor.

¿Qué más disfrutás?

Otra cosa que disfruto mucho de mi trabajo es justamente esto que estamos haciendo con vos. El poder interactuar con los científicos, que ellos me cuenten sobre sus trabajos, proyectos, últimos descubrimientos más importantes, etc. Y que también me planteen sus dudas con respecto a la revista, que se establezca un debate y una relación entre el editor y el autor. Poder ayudar a otros a publicar sus trabajos o bien a mejorar los trabajos que no se puedan publicar en esta revista. Eso es lo que más disfruto.

¿Cómo fue la transición?

Fue difícil y no fue de una día para el otro. Hubo un camino interior, de darme cuenta qué es lo que yo realmente quería, amigarme con el hecho de que seguir investigando no era lo mío, aceptarlo y tener el valor de optar por otros caminos a pesar de lo que opinara el resto.

Por otro lado, como no tenía a nadie que me dijera cuáles eran realmente todas esas opciones que hay después del doctorado y más allá de la investigación académica, fue muy importante el proceso de buscar información, contactar gente, asistir a workshops sobre carreras alternativas después del doctorado, etc. Fue un proceso complicado, tuve momentos donde no tenía ni idea para dónde seguir, donde dudaba sobre si sería mejor volver a la ciencia y empezar un postdoc. Aparecían preguntas: ¿estoy realmente segura de seguir por aquí?, ¿y si después no encuentro trabajo en este ámbito que es lo que me gusta?

En fin, muchas dudas que uno poco a poco las va resolviendo, para lo cual es necesario ser persistente, tener el valor de enfrentarse a uno mismo y a las opiniones de los demás. Persistir, buscar información, hablar con personas que ya se estén dedicando a eso, hacer mucho networking, creo que eso es fundamental. Pero la transición fue un proceso que llevó su tiempo.

¿Sugerencias para quienes quieran transitar otros caminos?

Como punto principal hay que ser sincero con uno mismo y conocerse. Qué es lo que te gusta y lo que no. Qué es lo que se te da mejor y peor, en qué podrías desarrollarte o poner tus habilidades adquiridas durante el doctorado. Ver en qué áreas o equipos de trabajo esas “skills” irían mejor. Es un proceso muy grande de autoconocimiento y muy personal, más allá de que esté relacionado con la parte laboral. Creo que eso es lo más importante.

Después creo que no hay que tener miedo, hay un montón de opciones y para todos los gustos. Aunque en la Universidad y durante el doctorado esas distintas posibilidades no se nos muestren o no seamos muy conscientes de ellas. Uno tiene que hacer el esfuerzo de investigar por ese camino y analizar cuáles son.

¿Una reflexión final?

Les propongo a quienes busquen otros caminos que hablen con gente, a mí eso me sirvió muchísimo. Contactar a través de LinkedIn, por ejemplo, gente que se esté dedicando a lo que a uno le gustaría hacer. Proponerles hacer una videollamada para que te cuenten cómo es su día a día en ese puesto de trabajo. Buscar cursos, talleres, seminarios, jornadas sobre carreras y trabajos alternativos a la investigación académica. Eso también puede dar un panorama general de todas las distintas opciones que hay, más allá del doctorado.

Luego, tener paciencia. Es un proceso que hay que transitar con mucha tranquilidad y no hay que desesperarse. Ningún camino es igual al otro, todos son valiosos y lo importante es que uno esté convencido y bien dirigido hacia aquello que quiere lograr. Por eso digo que es muy importante el punto de autoconocimiento. Si uno tiene claro lo que a uno le gusta, lo que se le da bien y hacia dónde quiere ir, el resto, con un poco de dedicación y esfuerzo, se va dando. No solo, pero se va dando.

 

Video: "La experiencia Taglialegna en un minuto".

 

Claudio Pairoba es bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature

 

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