En Rosario hay siete comunidades terapéuticas, lugares a los que pueden recurrir los adictos a las drogas para salir del consumo. Estas organizaciones, de acuerdo al presidente del Programa Andrés, Pablo Vidal, reciben un magro respaldo desde los gobiernos provincial y nacional, mientras que desde el municipio, asegura, no les llega un centavo. Muchas de estas instituciones están al borde de cerrar sus puertas lo que pone en peligro la atención de muchos pacientes sin recursos económicos.

Este 26 de junio se conmemoró el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito, Vidal, convocó a los precandidatos a elaborar propuestas en torno al problema, teniendo en cuenta que no existen tratamiento específicos para los adictos, salvo en clínicas privadas o en las comunidades terapéuticas, en peligro de extinción.

“Además. vamos a pedir, de la mano del diputado arista Aldo Stradda que se incorporen las comunidades terapéuticas al presupuesto de salud provincial”, siguió, en diálogo con Rosario3.com. “Hasta ahora la Secretaría de Adicciones Provincial nos da por paciente 1.200 pesos y con eso le tenemos que dar de comer todo el mes, debemos pagarle a los 17 profesionales que trabajan en el centro y ni hablar del alquiler”, enumeró Vidal.

Una demanda que crece día a día

El presidente del Programa Andrés contó que al día de hoy, 40 pacientes están en tratamiento pero que muchos otros inetgran una lista de espera. “La misma demanda la tienen el resto de las comunidades terapéuticas. Es que la droga se ha instalado como una alternativa a la carencia afectiva, a la falta de respuestas de una sociedad que no le importa”, explicó.

Según el profesional, la mayoría de los ingresos está vinculado al consumo de marihuana y cocaína, pero en general, los pacientes se internan cuando la adicción les impide un normal desarrollo de sus vidas. En cuanto al paco, sostuvo que hay en Rosario pero que no es masivo.

“La gravedad de esto es que al Estado no le importa, no hay políticas para los adictos a las drogas y la falta de apoyo pone en peligro nuestro servicio. ¿A dónde va a ir un chico drogadicto si ni en los hospitales ni en los centros de salud se los trata adecuadamente?”, se preguntó. “Es por eso que le vamos a pedir a los futuros funcionarios que se comprometan pero es un planteo irónico porque sabemos que no sabrán qué responder”.