Ana Rosenfeld es la abogada de muchas famosas –y no tanto– que encuentran en ella a una letrada dispuesta a llevar adelante sus reclamos en casos de divorcios, en la mayoría de los casos millonarios y casi siempre conflictivos. En ellos, las esposas se encuentran al final de una relación conyugal con el hecho de que no tienen derecho sobre los bienes que el matrimonio supo conseguir.
En diálogo con A Diario (Radio 2), Ronsenfeld señaló que ante esta situación son varios los ejes que gravitan en negativo: una Justicia “lenta y machista”, la presencia de testaferros que asumen el patrimonio de la pareja y la persistencia de la “excusa absolutoria” –“no existe el delito en la defraudación patrimonial” entre los cónyuges–.
Para ella, que tiene en su extensa lista de representadas a Wanda Nara, Karina Jelinek y Carmen Barbieri, el secreto de la unión matrimonial es la “sinceridad económica”.
El disparador de la charla fue el caso del auto con papeles truchos por el que se encuentra procesado el vicepresidente Amado Boudou.
En tal sentido, se señaló que la enajenación de bienes en una pareja hace que, ante un caso de divorcio, la esposa no tenga acceso a la porción que le corresponde de patrimonio.
“Lamentablemente es moneda corriente, todos los días vienen a verme mujeres en esa situación, me preguntan cómo siguen con el descubrimiento de los bienes de la sociedad conyugal, o que en algún momento pertenecían a ella, y que por algún fraude o maniobra dejaron de pertenecer al matrimonio”, explicó la letrada.
En su respuesta, la abogada mencionó la presencia de “testaferros” y “sociedades” como una de las tantas estrategias usadas para ocultar los bienes en juego, que van de autos de alta gama hasta paquetes accionarios.
“Es moneda común en los hombres que, muchas veces antes de querer divorciarse, ya evadieron su patrimonio”, afirmó la autora del libro El terror de los maridos.
A la hora de avanzar sobre los obstáculos que encuentran las mujeres en su intento de probar alguna maniobra de este tipo, Rosenfeld señaló que no es difícil pero sí implica un “largo” proceso.
“Para recuperar su mitad, la mujer tiene que hacer un montón de probanzas”, dijo, luego de afirmar que la Justicia argentina es “absolutamente machista”. Entre otras cosas, afirmó que tiene que demostrar que, por ejemplo, “un testaferro no es el dueño de un auto.
A juzgar por la letrada, las modificaciones en el Código Civil no resuelven esta realidad porque en el Código Penal persiste la “excusa absolutoria”. Cuestionó el hecho de que no se quite esa figura, de que no exista el delito en entre cónyuges (defraudaución patrimonial).
Al encontrar la negativa de la justicia, la esposa que quiere tramitar un fraude debe esperar a que está disuelto el vínculo, en tanto que la resolución de esa presentación puede demorarse hasta cinco años.
Si bien para Rosenfeld el camino es largo, la resolución favorable es una posibilidad concreta.
La abogada también se refirió a la desesperación con la que muchos hombres juegan en estos casos: “Mientras la justicia sea lenta, los hombres no tienen apuro. Y muchas veces presionan con la cuota alimentaria”
“La justicia tiene que defender las presentaciones espontáneas que hacen las mujeres”, aseveró.
Para ella, el secreto en toda unión es la “sinceridad económica” y también la “conyugal”, y no permitir, por ejemplo, que el auto que maneja el marido esté a nombre de otro: “La mujer sabe con quién duerme, sabe que la casa en la que vive y el auto que maneja es de ellos (el matrimonio)”.



