La Alcohorexia preocupa a los especialistas. Los casos de adolescentes, especialmente de sexo femenino hasta los 25 años, que padecen anorexia combinada con un consumo excesivo de alcohol han aumentado en Argentina y otros países.

"Es una nueva preocupación. El verano pasado aparecieron casos de adolescentes, especialmente chicas, que combinan la patología de la anorexia con el alcoholismo. Es una moda incipiente, pero peligrosa", advirtió la psicóloga Alejandra Moskalonek, de la Subcretaría de Atención a las adicciones del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la provincia de Buenos Aires. "Toman para no comer, porque suponen equivocadamente que el alcohol quema las grasas. Pueden sufrir descompensaciones clínicas. Además, el alcohol los duerme, los vuelve agresivos, o más tristes. Y la supuesta inapetencia es irreal, y les puede causar gastritis".

Las causas son una mezcla compleja. Según Alberto Alvarez, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina y la Fundación del Campo Lacaniano, "los adolescentes y los jóvenes perciben al alcohol como un medio para estar flacos y para tener la sensación falsa de omnipotencia frente al mundo. Niegan el peligro que implica para su salud y su vida. En una hora pueden tomarse una botella de vodka y eso puede dejarlos en coma".

Otra idea que circula entre muchos jóvenes es que con el alcohol se desinhiben sexualmente. "Hay una orden social que hay que gozar sexualmente y esto les produce una parálisis cuando tienen que enfrentarse al otro. Y así como el consumo de alcohol hace que se desinhiban, también puede producir depresión", acota Alvarez.

El argumento de los chicos es: "No tengo hambre porque me levanto tarde y no tengo tiempo para comer", contó Marcelo Bregua, psicólogo clínico y coordinador de la Asociación de Lucha contra la bulimia y la anorexia (ALUBA). "Pero en realidad lo hacen para no subir de peso. Piensan erróneamente que serán más aceptados en su grupo de amigos si consumen alcohol y si son delgados. Dejan de comer, para tomar más y que el cuerpo no les cambie".

Los especialistas aclaran que el problema se diferencia de la anorexia común, en la que se evita el alcohol para reducir al máximo las calorías. En la "alcohorexia" la persona no está dispuesta a dejar de beber, pero tampoco a aceptar que las calorías de la bebida le hacen aumentar de peso.

Para el investigador en epidemiología psiquiátrica del Conicet, Hugo Míguez, hay otro factor que está influyendo en la emergencia de la "alcohorexia": "A la presión de tener un cuerpo flaco y un buen desempeño social, se le suma ahora el marketing de nuevas bebidas alcohólicas, como las que mezclan vodka con limón o los vinos espumantes, que apuntan a la progresiva alcoholización de las chicas".

Fuente: APF.Digital