Nació Faturita

Mientras Jorge Broun se revolcaba sobre el césped del estadio de Huracán, sosteniendo el triunfo académico y emergiendo como la gran figura del partido, en Rosario nacía su primer hijo: Santino. Fatu sabía de la inminencia de la llegada de su bebé y por eso ni bien terminó el partido tomó contacto telefónico con su familia, que le dieron la buena nueva de la llegada de Faturita. Jorge se bañó volando y se fue en auto raudamente rumbo a nuestra ciudad.

Qué cosa más bonita

“Vea, vea, vea… qué cosa más bonita… las dos hinchadas juntas de Central y Chacarita”. Así cantaban los viejos hinchas de ambos equipos cada vez que se enfrentaban canallas y funebreros, dando cuenta de una amistad sólida que prosigue por estos días. Sin la inocencia de los cantitos de antaño, ahora es habitual observar camisetas de uno en la tribuna del otro o escuchar aplausos cuando desde el otro lado se enciende el aliento. Eso es lo que pasó este sábado, en un estadio que en verdad pareció ser todo de Central.

Abrazos para unos, silbidos para otros

Del plantel de Chacarita, hubo dos jugadores que repartieron abrazos con todos los futbolistas de Central. Se trata de Omar Zarif y Jorge Núñez, ex canallas que ahora defienden la casaca tricolor. Ambos dejaron un grato recuerdo entre sus ex compañeros y recogieron muestras de afecto. En cambio, desde la tribuna visitante bajaron silbidos y algo más para dos ex leprosos que juegan en Chaca: Cristian Grabinsky y Diego Crosa. Si bien se fueron hace rato del Parque, ambos nacieron futbolísticamente allí y los hinchas canallas se encargaron de recordárselo.

Carnaval auriazul

Impactante. Así fue la presencia de hinchas de Central en el estadio de Parque Patricios, que se vistió de auriazul y explotó con el gol de Zelaya y el pitazo final de Furchi. La tribuna visitante del Palacio Ducó estuvo repleta de fanáticos centralistas que seguían entrando cuando ya se jugaban 35 minutos del primer tiempo. En Rosario se agotaron las 5.500 entradas disponibles, pero hubo cerca de 9.000 personas. El recibimiento con globos, los trapos que pintaron todo el sector y el sostenido “vamos, vamos los pibes” al compás del fútbol y la entrega de los jugadores fueron las señas particulares de la feliz siesta auriazul.