Las alergias alimentarias pediátricas, que algunas veces ponen la vida en peligro, están creciendo a gran ritmo, pero los autores del estudio no están seguros si el aumento en los informes de alergias alimentarias refleja un incremento en la prevalencia real o si una mejor concienciación ha llevado a la gente a buscar tratamiento para sus síntomas.

Cualquiera que sea la causa, está claro que el número de niños con alergias alimentarias ha aumentado un 18 por ciento y el número de los que buscan tratamiento para la alergia alimentaria en los departamentos de emergencia en Estados Unidos se ha triplicado desde 1993.

"Hoy día la población está más concienciada sobre las alergias alimentarias y quizás esto tenga algo que ver", apuntó la autora del estudio Amy Branum, experta en estadística de salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. "Sin embargo, cuando analizamos las encuestas de salud rellenadas por los padres y profesionales del sector de salud, observamos un aumento en todas las encuestas, así que puede que se deba a algo más que una simple mejora en el nivel de conciencia". Los resultados del estudio se publicarán en la edición impresa de Pediatrics de diciembre.

Aunque mucha gente cree que las alergias son más una molestia que un problema de salud serio, las alergias alimentarias en particular pueden llegar a ser muy graves e incluso causar la muerte. Los alimentos más comunes a los que las personas son alérgicas incluyen el maní, la nuez de árbol, la leche, los huevos, la soya, los mariscos, el pescado y el trigo, de acuerdo con la Food Allergy & Anaphylaxis Network.

Los síntomas suelen aparecer en cuestión de minutos tras consumir un alimento al que se es alérgico, pero algunas veces una reacción puede tardar varias horas en aparecer, de acuerdo con la red. Los síntomas comunes de una alergia alimentaria incluyen sensación de hormigueo en la boca, hinchazón de la lengua o garganta, dificultad para respirar, urticaria, cólicos abdominales, vómitos y diarrea.

En el presente estudio, los investigadores utilizaron información de cuatro fuentes de datos nacionales distintas para evaluar la tasa actual de alergias alimentarias en Estados Unidos. Las encuestas incluían información de los padres y de proveedores de salud, de acuerdo con Branum.

Los investigadores encontraron que entre 1997 y 2007, la incidencia de alergia alimentaria aumentó en 18 por ciento. Los padres de casi cuatro por ciento de los niños estadounidenses informaron que su hijo había tenido un episodio de alergia alimentaria o digestiva, apuntaron los autores del estudio.

Hubo también un incremento en las tasas de alergia cutánea (eczema) informada por los padres durante el mismo periodo de tiempo. Cerca del 8.9 por ciento de los niños de Estados Unidos tuvo una alergia cutánea en 2007, en comparación con 7.9 por ciento en 1997.

Por otro lado, los proveedores de salud informaron que se triplicó el número de niños tratados por alergias alimentarias, halló el estudio. Los datos de los proveedores de salud corresponden al periodo de 1993 a 2006.

Los datos incluían la prueba de inmunoglobulina E, o IgE, anticuerpos en la sangre para varios productos alimenticios, lo que puede indicar una alergia. El porcentaje de niños que dio positivo a los anticuerpos IgE para la alergia al cacahuate fue de 9 por ciento; para la alergia al huevo, 7 por ciento; para la leche, 12 por ciento; y para los camarones, 5 por ciento, halló el estudio.

Aunque los anticuerpos IgE pueden indicar una alergia alimentaria potencial, la prueba suele ser mejor para descartar a los que no tienen una alergia, señaló Branum. Una prueba positiva no significa que alguien tiene una alergia alimentaria, pero sugiere que el potencial está ahí.

"Las personas deben saber que la alergia alimentaria podría estar aumentando", señaló Branum. "Si los niños pequeños tienen síntomas cuando comen un alimento en particular, hay que examinar a esos niños, sobre todo si tienen afecciones concurrentes como asma y eczema".

"Las alergias alimentarias son reales", aseguró la doctora Jennifer Appleyard, jefa de alergia e inmunología del Hospital y Centro Médico St. John en Detroit. "Y parece que la prevalencia está aumentando".

Esto representa varios desafíos, apuntó. Uno es que existe una escasez de especialistas en alergias en muchas áreas, señaló Appleyard. Otro es que las escuelas tendrán que equiparse para cuidar de niños adicionales con alergias alimentarias a fin de garantizar su seguridad durante la jornada escolar y en las excursiones, apuntó.

Fuente: Health Day