La tendencia a recurrir a Internet como fuente de información sobre temas relacionados con la salud no se trata de un fenómeno actual. Ya en el año 2000 un estudio determinó que 52 millones de adultos norteamericanos utilizaban la red para conocer un poco más sobre su estado de salud.

De acuerdo con los datos difundidos en el V Congreso Nacional de Periodismo Sanitario celebrado recientemente en Madrid, en España el 20% de las búsquedas en Internet están relacionadas con temas de salud.

Esta situación, sin embargo, no sólo se vive en ese país sino que puede extrapolarse al resto del mundo. De hecho, en los países anglosajones –que se encuentran entre los que tienen mayor tradición de búsquedas médicas en la web- no sólo hay páginas sobre cuestiones médicas, sino que además existen foros en los cuales los pacientes “se atienden unos a otros”.

Según diversos sondeos, las personas de mediana edad que cuentan con un determinado nivel de educación y adquisitivo, y que además cuentan con una computadora disponible durante una gran cantidad de horas por día son las que más consultan. En términos de sexos, la mayoría son mujeres.

Más aún: los especialistas sostienen que estos buscadores (que para acceder a la clasificación no deben “hacer mucho” pues ésta engloba a personas que recurren a la web una vez por mes para informarse sobre temas médicos), no sólo leen y se informan, sino que la gran mayoría decide –a posteriori- cuáles son los pasos a seguir en relación a su condición en base a lo que lea en Internet.

“Ya no podemos vivir sin Internet porque esta herramienta se ha vuelto un elemento indispensable para la vida, y un medio fundamental para la actualización y el intercambio de información. Y así como es casi inconcebible pensar la vida sin la web en otros aspectos, cuando se trata de la salud, vemos todos los días que muchos pacientes antes de venir a la consulta con el especialista utilizaron la web para hacer un primer acercamiento a la enfermedad”, refirió el doctor Néstor Jacob, jefe del servicio de Infectología del Hospital Universitario Austral (HUA).

Pero más allá de los casos puntuales y de lo que cada paciente “lleva consigo” a la consulta (ahora además de los miedos o las dudas, también se acarrean papeles impresos con datos de, en algunos casos, poblaciones muy diferentes a la nuestra), también se dan situaciones generales. Por ejemplo, y en base a lo dicho en el encuentro español, con el advenimiento de la gripe A las búsquedas sobre temas médicos en la web se incrementaron 230%.


“Todo depende de la capacidad de interpretación de cada persona. La información es mucha, entonces lo fundamental es saber filtrarla, cosa que muchas veces no ocurre porque, a menudo, cuando la persona afectada es la busca, puede perderse objetividad”, agregó Jacob.

Es por eso que –tal como sostuvo el doctor Daniel Grassi, jefe del departamento de Medicina Interna del HUA- “en más de una ocasión los pacientes buscadores de salud creen tener una enfermedad mucho más grave de la que en realidad sufren, y esto les genera ansiedad. Ahí comienza la difícil tarea de intentar convencerlos de que su situación no es tan complicada como aparece publicado”.

Entonces, ¿qué se puede hacer en estos casos, e incluso en aquellos en los cuales los buscadores no llegan tan lejos?: “Tratar de explicarle a la gente que la web no puede bajo ninguna circunstancia reemplazar la consulta médica. Esto es sumamente importante porque el concepto clave es que un diagnóstico no siempre es la suma exacta de los síntomas, tal como podría ocurrir en matemática”, dijo Grassi.

Otras dos cuestiones relevantes son la duración de la consulta y la dedicación del médico con respecto al paciente y su situación particular. “Es muy importante dedicar el tiempo necesario a cada inquietud. Cuando esto no ocurre y uno no supo o no pudo responder la cuestión específica, es muy probable que a la salid del consultorio el paciente busque en Internet aquello que le quedó en el tintero”, manifestó el doctor Ángel Nadales, jefe del servicio de Gastroenterología del HUA.

Finalmente, el doctor Marcelo Pellizzari, subdirector de la institución consideró: “La educación del paciente implica una determinada inversión de tiempo, así como también la utilización y entrega de material didáctico y folletería. Dado que hoy en día son pocos los médicos que pueden cumplir esto en cada uno de sus encuentros, aumenta la cantidad de personas que suplen esa necesidad recurriendo a Internet”.

Fuente: Hospital Universitario Austral