Este jueves, la capital provincial se transformó en San Fermín, cuando un toro que se escapó de una lancha y nadando llegó a la costa. Una vez en tierra, el animal que pesa 440 kilos, siguió una marcha alocada, corrió por el centro de la ciudad, incluso entró a un banco donde rompió varios vidrios. Afortunadamente, nadie resultó herido, ni siquiera el vacuno que terminó atado por gauchos especialistas en la materia.

Hugo es el dueño del toro y no puede creer aún lo que pasó. En contacto con el programa Diez Puntos (Radio 2) ordenó, de a poco, las imágenes y el frenesí que generó la huida de su toro. “Saltó de forma impredecible, se largó al agua desde la lancha y se fue nadando hasta el puerto, subió por la playa del casino y embravecido cruzó la avenida”, contó todavía sorprendido.

El toro, según pudo reconstruir su dueño, hizo el siguiente recorrido a toda velocidad: cruzó avenida Alem y tomó Falucho y San Martín. De ahí, hizo camino derecho a una sucursal del banco Bersa, ubicado sobre la peatonal, donde rompió un blindex y una vez en fondo del local al sentirse atrapado, tomó otra vez calle San Martín, atravesando otro vidrio a su paso.

Una vez en la calle otra vez, se fue a la plaza Alberdi y siguió hasta la “plazoleta de los enamorados”, cruzó nuevamente Alem y 27 de Febrero para el lado del puerto, donde finalmente lograron enlazarlo. Fin del paseo.

Mientras el animal galopaba sin freno, la gente miraba sin poder creer lo que estaba sucediendo. Hugo pudo ver sus caras de sorpresa y miedo, al tiempo que junto a su hija, trataba de encausar al vacuno: “Es una cruza, estaba embravecido, corría sin parar, tuve miedo que matara a alguien”, admitió.

Fue por eso que, según contó, le pidió a los efectivos policiales que lo mataran: “Le rogué, le dije que me hacía responsable por su muerte pero no podíamos seguir así, primero está la vida humana”, sostuvo. Sin embargo, la respuesta de los oficiales fue negativa: “Me dijeron que podían ejecutarlo, sólo en caso de que atacara a alguna persona. Me pareció terrible”.

Finalmente, un veterinario que acompañaba a Hugo pudo dar con unos familiares que viven en un campo cercano a la capital santafesina. “Son gauchos que pudieron enlazarlo. Le salvaron la vida”, agregó. La corrida más insólita se prolongó unas dos horas y media. El toro se dio el gusto y conoció la adrenalina de la ciudad antes de su fatal destino.