Tras un infarto, células madre viajan desde la médula espinal hasta el bazo y aumentan el riesgo de que se produzca un segundo fallo cardíaco, según un estudio de científicos estadounidenses publicado por la revista científica "Nature".

Muchos de estos pacientes sufrían aterosclerosis, una cardiopatía que se caracteriza por la acumulación de depósitos de grasa o placas de ateroma en la pared interna de las arterias, que según el autor principal del estudio, Matthias Nahrendorf, aumentan más aún después del primer infarto.

"Descubrimos que, tras un infarto de miocardio, células madre de la sangre viajan desde la médula espinal al bazo, en donde producen más células inflamatorias", explicó a Efe Nahrendorf, doctor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard e investigador del Hospital General de Massachusetts.

Esas células del bazo viajan después a la placa de ateroma, que obstruye la circulación de la sangre, y contribuyen a su crecimiento e inflamación, lo que explicaría por qué la repetición del infarto es tan común.

Según Nahrendorf, el estudio muestra que los médicos no deben prestar atención solamente a la placa y al estado de las arterias, sino al paciente completo, incluidas las células madre de su sangre.

Los investigadores observaron la evolución de la placa aterosclerótica en ratones vivos mediante imágenes moleculares y estudiaron por microscopio el comportamiento de las células de la médula.

Nahrendorf considera que este trabajo proporciona una nueva perspectiva terapéutica para tratar la aterosclerosis centrándose en las células madre de la sangre.

Este hallazgo "abre una nueva vía para potenciales terapias antiinflamatorias. Los medicamentos disponibles en la actualidad combaten el colesterol de la sangre y la presión alta. Ahora podemos explorar cómo la modificación de las propiedades de las células madre de la sangre afecta al crecimiento de la placa aterosclerótica", declaró el experto.

Fuente: EFE