La cirugía general, la ginecológica y la urológica fueron las primeras en adoptar la mínima invasión en muchas indicaciones y con ella atrás quedaron las cicatrices que surcaban el abdomen desde la altura del xifoides hasta el ombligo. La idea de emplear un acceso único flotaba desde hacía años entre los laparoscopistas más experimentados, pero ha sido Paul G. Curcillo el que se ha alzado con el mérito de realizarlo por primera vez. Este cirujano, que dirige en la Universidad de Drexel (Filadelfia) la Unidad de Cirugía Robótica y de Mínima Invasión, desarrolló el método del puerto único junto con su mujer, la ginecóloga Stephanie King, y fue el primero en el mundo en aplicarlo, en mayo de 2007, en una colecistectomía.

La técnica de “single port access” o SPA, como prefiere denominarla Curcillo, fue adoptada casi al instante por más centros. Uno de ellos, la Clínica Cleveland, efectuó la primera nefrectomía vía transumbilical, y emplea el SPA con gran asiduidad en diversas indicaciones, incluyendo la extracción de riñones de donantes vivos.

En España, la cirugía laparoscópica con una única incisión (también conocida como SILS) irrumpió casi un año después. La prensa se hizo eco en julio de 2008 de dos colecistectomías practicadas a sendas pacientes con cálculos biliares. Se llevaron a cabo en el Servicio de Cirugía del Hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), dirigido por Jesús Torres. Desde entonces se suceden estas intervenciones en hospitales de todo el país.

Más allá de la anécdota que a veces recogen los medios sobre tal o cual órgano extraído por el ombligo, la SILS es una realidad que se está asentando cada vez en más servicios hospitalarios. Jesús Garijo, cirujano del Infanta Sofía e impulsor de este abordaje en el centro, lo ve así: "Una cosa es la realización puntual de la técnica SILS, que es apuntarse al carro del futuro, y otra que esta estrategia entre dentro del inventario de técnicas aplicadas de forma sistemática en el hospital. Nosotros queremos sistematizar el procedimiento para poder generalizarlo en los que se esté indicado este abordaje, que no deja de ser laparoscópico".

El servicio que coordina Torres empezó utilizando la cirugía SILS en el tratamiento de la vesícula biliar, para después incorporarla a su protocolo de estadificación de cáncer gástrico y de esófago, a las eventraciones y a la cirugía de urgencia, con las apendicectomías. Es sólo un ejemplo de lo que está ocurriendo en otros hospitales. Lo que parece claro es que la SILS ha llegado para quedarse. "En un paciente con una indicación razonable para abordaje transumbilical nos planteamos la posibilidad. Incluso a veces los enfermos lo demandan, porque han leído sobre ello. No es aplicable a todos los casos, pero reduce las secuelas asociadas a las incisiones en la pared abdominal, así que la sociedad lo va a demandar cada vez más. Aunque no hay que caer en una banalización de la técnica", opina Garijo, para quien los principales beneficios de la SILS son el mejor resultado estético y la disminución de afecciones asociadas a las heridas quirúrgicas (menos dolor y recuperación más rápida).

Otro de los hospitales que acumula experiencia con SILS, el Virgen del Rocío, en Sevilla, también se encuentra en esa fase de selección y ampliación de indicaciones. El centro sevillano fue pionero en aplicarla en una colectomía, coordinada por Salvador Morales Conde, pero como explica el responsable del Servicio de Cirugía, Javier Padillo, "también la utilizamos en cirugía de hiato esofágico, apendicectomías, colecistitis y esplenectomías, aunque no se puede generalizar. Requiere una curva de aprendizaje".

No obstante, la rapidez de asimilación se explica porque la SILS es un paso más, un avance natural dentro de la cirugía laparoscópica. "Es una variante de algo ya consolidado", sintetiza Padillo. Esa variante trae consigo ventajas (menos incisiones, mejor resultado estético), pero también dificultades, pues a diferencia de la laparoscopia convencional, todas las herramientas se colocan en paralelo.

Para Garijo, "cambia el abordaje, la visión que tienes de la cavidad, la posibilidad de movimientos. A priori parece fácil, pero hay que ser prudentes: las complicaciones de la laparoscopia ya se habían minimizado con la curva de aprendizaje; hoy no se puede ofrecer a los pacientes una nueva curva, cuando existen soluciones quirúrgicas con mínima morbilidad y resultados excepcionales. Por eso los equipos que asuman la SILS deben tener experiencia contrastada en laparoscopia; además, es un proceso que debe abordarse por un grupo completo y es importante realizar una fase experimental previa".

Fuente: Dmedicina