Lejos de la vía diplomática, las duras advertencias cruzadas entre Hezbolá e Israel que terminaron con un bombardeo en las afueras de Tel Aviv parecen haber llevado el conflicto en Medio Oriente a su etapa más sangrienta.

La localidad de Tiro fue escenario de duros combates entre el Ejército israelí y milicianos de Hezbolá, que lograron evitar la entrada de comandos. El Ejército israelí calificó hoy de "éxito" la incursión en esa ciudad para neutralizar las lanzaderas de cohetes de largo alcance del grupo islámico. Según fuentes militares israelíes, uno de sus oficiales falleció y ocho miembros de la unidad resultaron heridos durante la operación en la que murieron siete milicianos de Hezbolá.

Horas después, un proyectil israelí impactó en una motocicleta y mató a otros dos civiles. Además, en Nabatiye, uno de los principales bastiones de Hizbulá en el sur del Líbano, al menos un persona murió y varias resultaron heridas en un ataque aéreo israelí.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense para Asuntos de Oriente Medio, David Welch, se reunió en Beirut con el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, considerado el contacto más estrecho con Hezbolá. Ambos analizaron la situación en el sur del país y los requisitos para un pronto alto el fuego. Welch tiene previsto entrevistarse también con el primer ministro libanés, el suní Fuad Siniora.