Mientras que los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y el primer ministro británico, Gordon Brown, coincidieron en "la necesidad de aumentar la presión internacional" sobre el régimen militar de Myanmar (ex Birmania), un grupo de soldados se erbeló a las autoridades y se negó a reprimir a los civiles que se manifiestan en las calles.
Según el vicedirector de la radio basada en Oslo Voz Democrática de Birmania, Khin Maung Win, dijo en entrevista telefónica que algunos soldados desplegados en Mandalay dejaron ayer sus armas frente a una movilización y se arrodillaron como señal de respeto a los monjes. Al parecer, la división 33 de Mandalay sería reemplazada.
Eso que ocurrió ayer la segunda mayor ciudad del país, se habría repetido este viernes en otra marcha, según difundió la misma emisora.
Por lo que algunas voces marcaban signos de una posible división en el liderazgo del Ejército en torno a la gestión de la crisis. Por su parte, los manifestantes no ceden a la represión e intensifican sus protestas.
La radio continuó hoy confiando en la información que le llegaba desde su país, a pesar de que las conexiones a Internet con Myanmar se cortaron en lo que se sospecha como un intento del régimen de evitar que se transmita información y fotografías o grabaciones de video al exterior.
Este jueves la administración Bush ordenó sanciones económicas contra el régimen de Rangún y, específicamente contra 14 funcionarios y oficiales militares de alta jerarquía.
Las protestas contra el régimen militar, instaurado hace 45 años, las han encabezado durante dos semanas monjes y monjas budistas, a los que se han unido millares de ciudadanos de manera pacífica.